11/05/2019, 06:29
¿Lo había logrado? Un último resplandor inundó el mausoleo antes de que la entidad emergiera desde la espalda de Daruu, justo para reír macabramente. Nada era tan fácil en esta vida. "Oh crap..." Antes de que su cuerpo pudiera siquiera tensarse, sus pupilas se contrajeron a su mínimo punto. Sintió que la sangre se le heló, de una forma más que literal al sentir un frió congelante a través de él. El Dios de la Muerte emitió una última burla antes de huir de la estancia y el Yotsuki chasqueó la lengua, ladeando la cabeza para verle una última vez.
"¡HA! Que le ardió su translúcido culo." Un escalofrío le invadió y se sacudió para quitárselo. Sin embargo, también se sentía fatigado al agotar casi en su totalidad sus reservas de chakra. "Estoy en mi límite." Sintió pronto el abrazo de Asuko, la cuál le festejo por su logro pese a que en un inicio ella misma fue la que le echó sal a su suerte. Había triunfado en aquella batalla de forma épica como en las antiguas leyendas con todo y chica incluida. "Bueno, no es tan bonita pero supongo que me puedo conformar con ella." Se dijo a sí mismo con picardía.
—Claro, ¿podía ser de otra forma?— Sonrió de forma presuntuosa a la vez correspondía de mala manera al abrazo moviendo su diestra para tomar a la castaña, siendo este en realidad un esfuerzo camuflajeado para no caer al piso por el cansancio. Que hablando de estar en malas condiciones... —¡Amedama!— exclamó al ver a este último esforzarse para incorporarse.
Apartaría con delicadeza los brazos de Asuko para luego caminar hasta la posición del chūnin con pasos lentos. "Mierda, ¿tanto me esforcé?" Sentía que todas las fuerzas que le fueron prestadas por Amenokami para aquel duelo se habían desvanecido al haber cumplido su cometido.
Estando ya enfrente se agacharía, apoyando una una rodilla en el suelo y flexionando la otra para encararle a su misma altura y así de paso recuperar algo de aliento. Se colocaría las gafas por sobre su frente, dejando que sus ojos dorados se encontrasen con los violeta de él antes de realizar una simple pregunta.
—Te preguntaría si estás bien, pero Imagino que las has pasado peores— Respiraba de forma agitada al pronunciar aquello. —¿Me despeiné demasiado?— Deslizó su mano entre sus cabellos de colores.
No quería ser negativo, pero aún sentía que algo se le escapaba. ¿A dónde huyó el espectro? ¿Que ocurriría con el tipo noqueado que dejaron afuera con las manos atadas? Más aún, ¿cómo demonios iban a explicar lo ahí ocurrido a sus superiores sin que los tacharan de locos? Definitivamente, el trabajo no estaba terminado aún.
"¡HA! Que le ardió su translúcido culo." Un escalofrío le invadió y se sacudió para quitárselo. Sin embargo, también se sentía fatigado al agotar casi en su totalidad sus reservas de chakra. "Estoy en mi límite." Sintió pronto el abrazo de Asuko, la cuál le festejo por su logro pese a que en un inicio ella misma fue la que le echó sal a su suerte. Había triunfado en aquella batalla de forma épica como en las antiguas leyendas con todo y chica incluida. "Bueno, no es tan bonita pero supongo que me puedo conformar con ella." Se dijo a sí mismo con picardía.
—Claro, ¿podía ser de otra forma?— Sonrió de forma presuntuosa a la vez correspondía de mala manera al abrazo moviendo su diestra para tomar a la castaña, siendo este en realidad un esfuerzo camuflajeado para no caer al piso por el cansancio. Que hablando de estar en malas condiciones... —¡Amedama!— exclamó al ver a este último esforzarse para incorporarse.
Apartaría con delicadeza los brazos de Asuko para luego caminar hasta la posición del chūnin con pasos lentos. "Mierda, ¿tanto me esforcé?" Sentía que todas las fuerzas que le fueron prestadas por Amenokami para aquel duelo se habían desvanecido al haber cumplido su cometido.
Estando ya enfrente se agacharía, apoyando una una rodilla en el suelo y flexionando la otra para encararle a su misma altura y así de paso recuperar algo de aliento. Se colocaría las gafas por sobre su frente, dejando que sus ojos dorados se encontrasen con los violeta de él antes de realizar una simple pregunta.
—Te preguntaría si estás bien, pero Imagino que las has pasado peores— Respiraba de forma agitada al pronunciar aquello. —¿Me despeiné demasiado?— Deslizó su mano entre sus cabellos de colores.
No quería ser negativo, pero aún sentía que algo se le escapaba. ¿A dónde huyó el espectro? ¿Que ocurriría con el tipo noqueado que dejaron afuera con las manos atadas? Más aún, ¿cómo demonios iban a explicar lo ahí ocurrido a sus superiores sin que los tacharan de locos? Definitivamente, el trabajo no estaba terminado aún.