13/05/2019, 18:12
Asuko apartó la mirada, sonrojada e incómoda.
—N... no es nada. Es un honor poder ayudaros —tartamudeó, cogiéndose el brazo—. Además. Me habéis hecho ver que hay cosas más extrañas de las que creía al alcance de... mis manos. —Levantó las manos y se las miró durante unos segundos. Las acercó despacio, levantando los dedos índice y anular, como queriendo imitar un sello del Carnero.
Daruu levantó una ceja, intrigado.
—Bueno, como sea, será mejor que te acompañemos a Coladragón. Ese tipo podría andar cerca todavía.
»Y de paso, comeremos algo más que bocadillos con el pan duro —rio—. Si encontramos un sitio en el que haya más que pescado.
Genin y chūnin estaban sentados al refugio de la lluvia bajo un porche al aire libre, hecho de aluminio gris y techado con unas viejaa cristaleras. Prácticamente era la hora de almorzar ya, y desde la noche anterior no habían probado bocado. Después de dejar a Asuko en su casa, los jóvenes se habían parapetado en el único sitio donde no servían sólo pescado frito típico: en una hamburguesería de comida rápida.
Daruu devoraba su Raijin Burguer con absoluto hedonismo. A pesar de todo lo que había pasado, habían conseguido proteger a Asuko y, de todas formas, si no hubieran intervenido ahora habría un Shinigami suelto por el mundo sin que nadie lo supiese. Estaba contento.
—Pues así te lo cuento. Aquella chica nos metió una puta paliza. No le dejaron participar en el Torneo de los Dojos porque no era ninja, pero si le hubieran dejado nos habría curtido el lomo a todos —relataba Daruu con la boca llena.
—N... no es nada. Es un honor poder ayudaros —tartamudeó, cogiéndose el brazo—. Además. Me habéis hecho ver que hay cosas más extrañas de las que creía al alcance de... mis manos. —Levantó las manos y se las miró durante unos segundos. Las acercó despacio, levantando los dedos índice y anular, como queriendo imitar un sello del Carnero.
Daruu levantó una ceja, intrigado.
—Bueno, como sea, será mejor que te acompañemos a Coladragón. Ese tipo podría andar cerca todavía.
»Y de paso, comeremos algo más que bocadillos con el pan duro —rio—. Si encontramos un sitio en el que haya más que pescado.
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Genin y chūnin estaban sentados al refugio de la lluvia bajo un porche al aire libre, hecho de aluminio gris y techado con unas viejaa cristaleras. Prácticamente era la hora de almorzar ya, y desde la noche anterior no habían probado bocado. Después de dejar a Asuko en su casa, los jóvenes se habían parapetado en el único sitio donde no servían sólo pescado frito típico: en una hamburguesería de comida rápida.
Daruu devoraba su Raijin Burguer con absoluto hedonismo. A pesar de todo lo que había pasado, habían conseguido proteger a Asuko y, de todas formas, si no hubieran intervenido ahora habría un Shinigami suelto por el mundo sin que nadie lo supiese. Estaba contento.
—Pues así te lo cuento. Aquella chica nos metió una puta paliza. No le dejaron participar en el Torneo de los Dojos porque no era ninja, pero si le hubieran dejado nos habría curtido el lomo a todos —relataba Daruu con la boca llena.