14/05/2019, 18:12
Como era de esperarse, Akame hizo caso omiso a las claras señales de ambos de que el humo del tabaco les estaba molestando. «Me podéis comer los huevos los dos», parecía que decían sus ojos, alternativamente fijos en Rōga y Ayura, como esperando a que alguno tuviera bemoles de decirlo en voz alta. Como colofón, fumó otra honda calada y expulsó el humo lentamente, disfrutándolo. Ni la mismísima Uzumaki Shiona que bajara de los cielos iba a privarle de aquel pitillo.
Así pues, la escena se desarrolló con Rōga haciendo alarde de todos sus conocimientos de moda y estilo. Akame atendía, entre molesto y sorprendido; nunca se habría imaginado que hubiera ninjas con tanta dedicación por otra cosa que no fuese su trabajo. «Tal vez eso explica por qué es un debilucho... Quizás debería pasar más tiempo en el campo de prácticas y menos ojeando revistas de moda» pensó, divertido, para sí. Sin embargo, el joven King se demostró como un recurso valioso en ese momento, pues con sus indicaciones consiguieron que todo aquel cuento quedara mucho más creíble. Akame se limitó a asentir y terminar su cigarro, arrojando la colilla por la ventana tras apagarla en la suela de una de sus sandalias. Luego los dos se marcharon.
«¿En qué momento acabé metido en toda esta mierda?», pensaba el Uchiha. «Ah, sí, fue por ayudar a esa niña...», y no pudo evitar sentir un espinazo de dolor. Realmente empatizaba con la situación de Okawa.
Cuando Rōga y el costurero volvieron, el Uchiha se puso en pie para recibirlos. No dijo nada ante el primer comentario del ninja, pero cuando éste se le acercó para susurrar, Akame rodó los ojos y contestó en el mismo tono bajo.
—El único que necesitamos es el de Okawa. Nuestro objetivo es sacarla de aquí con vida y sin que nadie lo advierta, no te olvides.
Luego alzó la vista hacia Ayura el sastre.
—Magnífico entonces. ¿Cuánto tardará en entregarnos el komon?
Así pues, la escena se desarrolló con Rōga haciendo alarde de todos sus conocimientos de moda y estilo. Akame atendía, entre molesto y sorprendido; nunca se habría imaginado que hubiera ninjas con tanta dedicación por otra cosa que no fuese su trabajo. «Tal vez eso explica por qué es un debilucho... Quizás debería pasar más tiempo en el campo de prácticas y menos ojeando revistas de moda» pensó, divertido, para sí. Sin embargo, el joven King se demostró como un recurso valioso en ese momento, pues con sus indicaciones consiguieron que todo aquel cuento quedara mucho más creíble. Akame se limitó a asentir y terminar su cigarro, arrojando la colilla por la ventana tras apagarla en la suela de una de sus sandalias. Luego los dos se marcharon.
«¿En qué momento acabé metido en toda esta mierda?», pensaba el Uchiha. «Ah, sí, fue por ayudar a esa niña...», y no pudo evitar sentir un espinazo de dolor. Realmente empatizaba con la situación de Okawa.
Cuando Rōga y el costurero volvieron, el Uchiha se puso en pie para recibirlos. No dijo nada ante el primer comentario del ninja, pero cuando éste se le acercó para susurrar, Akame rodó los ojos y contestó en el mismo tono bajo.
—El único que necesitamos es el de Okawa. Nuestro objetivo es sacarla de aquí con vida y sin que nadie lo advierta, no te olvides.
Luego alzó la vista hacia Ayura el sastre.
—Magnífico entonces. ¿Cuánto tardará en entregarnos el komon?