19/05/2019, 22:22
Etsu aún vigilaba desde las alturas, cual rapaz a la espera de su presa. Estaba mas atento al olor del gordo que antes les había robado que a otra cosa, pese a que aún recordarlo le hacía tener arcadas. Era un suplicio, pero era algo totalmente necesario en pos de darle a Geki el beneficio del tiempo. Si lograba retener a los asaltantes de poca monta, aunque fuese por unos minutos, ya era tiempo en el que Geki pudiese lograr convencer al paria de confesar en contra de su antigua familia.
Sin embargo, por ahora no había un ápice de olor conocido, ni tampoco señal visual.
Entre tanto, Geki había aguantado estoico un segundo virote volando, y que casi le ensarta la cabeza contra la pared. El crujido del metal hincándose contra la pared lo pudo descentrar por un instante, mas éste volvió a acometer tan breve como le fue posible con palabras. Argumentó que un "don nadie" no sería capaz de reconocer su situación, o su guarida. Afianzó sus argumentos en que no se debía juzgar un libro por su portada, en lo cuál gesticulaba continuamente. Los nervios se la estaban jugando, a pesar de que le ponía empeño el hombre aún dudaba.
—Y-yo... yo....
Pero el hombre cayó ante la nueva acometida verbal por parte del genin. Éste sugirió que se fuesen de allí, que le ayudaría o de lo contrario en el lugar tan solo quedarían cinco lápidas. Razón no le faltaba, estaban arriesgando la vida tan solo de estar allí. El hombre, poco a poco bajó el hombre, aún entre la penumbra que el escondite le ofrecía.
—¿Y cómo... —preguntó en lo que se acercaba al muchacho a paso lento —...vas a ayudarme?
Terminó por desvelarse de nuevo, ni confiado ni desconfiado... tan solo dudoso, claramente dudoso.
—¿Vas a llevarme ante el Morikage?
Sin embargo, por ahora no había un ápice de olor conocido, ni tampoco señal visual.
Entre tanto, Geki había aguantado estoico un segundo virote volando, y que casi le ensarta la cabeza contra la pared. El crujido del metal hincándose contra la pared lo pudo descentrar por un instante, mas éste volvió a acometer tan breve como le fue posible con palabras. Argumentó que un "don nadie" no sería capaz de reconocer su situación, o su guarida. Afianzó sus argumentos en que no se debía juzgar un libro por su portada, en lo cuál gesticulaba continuamente. Los nervios se la estaban jugando, a pesar de que le ponía empeño el hombre aún dudaba.
—Y-yo... yo....
Pero el hombre cayó ante la nueva acometida verbal por parte del genin. Éste sugirió que se fuesen de allí, que le ayudaría o de lo contrario en el lugar tan solo quedarían cinco lápidas. Razón no le faltaba, estaban arriesgando la vida tan solo de estar allí. El hombre, poco a poco bajó el hombre, aún entre la penumbra que el escondite le ofrecía.
—¿Y cómo... —preguntó en lo que se acercaba al muchacho a paso lento —...vas a ayudarme?
Terminó por desvelarse de nuevo, ni confiado ni desconfiado... tan solo dudoso, claramente dudoso.
—¿Vas a llevarme ante el Morikage?
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~