22/05/2019, 10:33
Puede que me confiase o quizás que subestimase aquel quejica, lo reconozco. Pero el caso es que no llegué a completar la llave que tenía prevista y, en su lugar recibí un empujón del cabecilla de los matones de barrio con la mala fortuna que al trastabillar mis pies impactaron el uno con el otro para acabar yendome al suelo de forma irremediable.
—Putos ninjas... —masculló entre dientes. Luego se volvió a sus hombres, a los que quedaban en pie, y vociferó—. ¡Larguémonos de aquí! ¡Ya nos encargaremos de estos mierdas en otro momento, joder! ¡Todo el mundo a tomar por culo!
Chasquee la lengua.
Estaba algo cansado, sino puede que hubiese buscado el modo de seguir con aquello, pero necesitaba un respiro. En cualquier caso, el cometido estaba cumplido, ahora quizás respetarían un poco más a la gente. O bueno, eso era confiar demasiado en el sentido común de la gente, que para más inri era el sentido menos común de todos. Alcé la vista y me levanté del suelo, viendo lo único que había quedado de los abusones en aquel callejón. Era uno de ellos y estaba en la más absoluta mierda. Joder, si estaba echando espumarajos por la boca y parecía tener los ojos blancos.
Traté de visualizar a mi compañero. Ahí estaba.
— Me cago en la hostia, Daigo-kun — dije con cierta sorpresa — ¿Esto lo has hecho tu? Hay que saber controlarse...
Pero lo cierto era que estábamos solos. Kumopansa no volvería a estar con nosotros aquel día y ahora debíamos encontrar al yonki.
— Bueno, no hay tiempo para chácharas, hay que encontrar al cabrón al que le hemos salvado la jodida vida, ¿Alguna sugerencia sobre dónde empezar a buscar?
—Putos ninjas... —masculló entre dientes. Luego se volvió a sus hombres, a los que quedaban en pie, y vociferó—. ¡Larguémonos de aquí! ¡Ya nos encargaremos de estos mierdas en otro momento, joder! ¡Todo el mundo a tomar por culo!
Chasquee la lengua.
Estaba algo cansado, sino puede que hubiese buscado el modo de seguir con aquello, pero necesitaba un respiro. En cualquier caso, el cometido estaba cumplido, ahora quizás respetarían un poco más a la gente. O bueno, eso era confiar demasiado en el sentido común de la gente, que para más inri era el sentido menos común de todos. Alcé la vista y me levanté del suelo, viendo lo único que había quedado de los abusones en aquel callejón. Era uno de ellos y estaba en la más absoluta mierda. Joder, si estaba echando espumarajos por la boca y parecía tener los ojos blancos.
Traté de visualizar a mi compañero. Ahí estaba.
— Me cago en la hostia, Daigo-kun — dije con cierta sorpresa — ¿Esto lo has hecho tu? Hay que saber controlarse...
Pero lo cierto era que estábamos solos. Kumopansa no volvería a estar con nosotros aquel día y ahora debíamos encontrar al yonki.
— Bueno, no hay tiempo para chácharas, hay que encontrar al cabrón al que le hemos salvado la jodida vida, ¿Alguna sugerencia sobre dónde empezar a buscar?
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa