22/05/2019, 16:20
El primero en bajar del pilar es el pelado, que espera un movimiento por parte de su oponente. Ella hace lo propio y también baja de un salto - mucho mayor que el suyo -, reduciendo la distancia entre ambos. Arremete contra Galen con el ímpetu que la caracteriza y el marionetista apenas tiene tiempo para reaccionar.
Mueve su pierna derecha hacia atrás, quedando ahora ambas en la misma posición y sus hombros perfectamente alineados con los talones. Con ello evita el primer puñetazo en la cara. Con un movimiento descendente y diagonal de sus brazos, cruzando las manos, detiene parcialmente el golpe que va hacia el estómago; la fuerza del impacto le provoca un escalofrío que le recorre el cuerpo. Seguidamente, cuando Shirōkami aprovecha la inercia de sus movimientos para barrer las piernas de Galen, éste salta lo suficiente para evitar el envite y aprovecha la altura para intentar golpear con su rodilla el mentón de la kunoichi.
Cuando finaliza el movimiento y sus pies vuelven a tocar el suelo, con un salto, se impulsa de inmediato hacia el pilar y los coloca sobre su superficie, quedando suspendido de manera horizontal a unos dos metros de distancia del tatami. Tiene un instante para digerir la sensación del combate, el fervor de saber que su actuación es importante para la aldea, que hay alguien mirando. Le hace hervir la sangre como nunca antes.
Se impulsa de nuevo desde el pilar, e intenta aprovechar la caída para empujar con fuerza el pecho de Shirōkami hacia el suelo, desde donde intentará inmovilizarla.
Mueve su pierna derecha hacia atrás, quedando ahora ambas en la misma posición y sus hombros perfectamente alineados con los talones. Con ello evita el primer puñetazo en la cara. Con un movimiento descendente y diagonal de sus brazos, cruzando las manos, detiene parcialmente el golpe que va hacia el estómago; la fuerza del impacto le provoca un escalofrío que le recorre el cuerpo. Seguidamente, cuando Shirōkami aprovecha la inercia de sus movimientos para barrer las piernas de Galen, éste salta lo suficiente para evitar el envite y aprovecha la altura para intentar golpear con su rodilla el mentón de la kunoichi.
Cuando finaliza el movimiento y sus pies vuelven a tocar el suelo, con un salto, se impulsa de inmediato hacia el pilar y los coloca sobre su superficie, quedando suspendido de manera horizontal a unos dos metros de distancia del tatami. Tiene un instante para digerir la sensación del combate, el fervor de saber que su actuación es importante para la aldea, que hay alguien mirando. Le hace hervir la sangre como nunca antes.
Se impulsa de nuevo desde el pilar, e intenta aprovechar la caída para empujar con fuerza el pecho de Shirōkami hacia el suelo, desde donde intentará inmovilizarla.