Parecía que la barra de chocolate no había servido pero si otra parte de las palabras del calvo. El decir que no eran delincuentes, asesinos, malhechores ni violadores y que eran realmente personas de buen corazón hizo que la niña se separara de las piernas de Karamaru dándole un alivio extremo pudiendo estirar y mover un poco las piernas.
¿De los buenos?
Si, podemos ayudarte, ¿Qué pa....
Las palabras del calvo quedaron en el aire tras escuchar un grito de hombre, de un hombre adulto, salir por los labios de esa pequeña. Había quedado casi paralizado tratando de analizar lo que había pasado. Había sido como escuchar a un gato ladrar, a un elefante cacarear o a un canario ulular. Aunque no hubo mucho tiempo para pensar las cosas. Otro grito salió de las entrañas de esa niña que hizo que Karamaru diera un paso atrás e hiciera un gesto de desagrado con la cara.
«¿Trampa?» se decía a si mismo mientras escuchaba lo mismo pero dicho por Yota.
Pero si no era suficiente escuchar esa voz y ver esa cara que no coincidían con nada de lo que el pelado podría haber visto la cara de niña se hacía diferente. Una boca mas grande de lo normal y unos ojos que se hacían saltones y no tenían apariencia de buenos amigos. Su brazo se levantaba en dirección a Yota que dio un paso para atrás. Karamaru temiendo de la situación le siguió.
¿Yota?....¿Qué esta pasando?....
Sus ojos se movían de lado a lado rápidamente y cambiaban su atención entre esa rara niña y la persona con la que hace poco trataba de calmar a una mujercita afligida. Sin embargo, una luz que cegó sus ojos hizo que girará la cabeza para ver a Yota. Había visto una delgada línea de luz apuntando en su dirección. Y fue como si el mundo se cayera encima.
La clara piel de Karamaru tenía gotas, gotas espesas y gruesas que corrían a paso acelerado en forma descendiente. Escucho un grito desgarrador y tocó su cara. Se vio sus dedos y estaban manchados de rojo, de sangre. Vio su boca escupir y su cuerpo caer para hacer un charco que levemente se expandía por el verde pasto que hacía minutos fue testigo de una extraña conversación entre dos shinobi.
No sabía como reaccionar. Se había congelado, completamente, su cuerpo no respondía. Miraba el cuerpo fijamente a través de sus ojos ámbar, no podía entender como había pasado. Sintió una gran presión en el cuello, empezó a sentir que le costaba respirar y que poco a poco empezaba a despegar hacía arriba.
«Yo...Yota...¿Qué esta pasando?....Me...¿Me estoy muriendo?.....
Se frenó en el aire, aun con el corazón acelerado y con los ojos clavados en Yota, o lo que quedaba de él. Estaba ahí pero su mente no. Trataba de conectar ideas, que estaba pasando, pero su cabeza no le respondía. Solo era un tonto que ni siquiera sabía que lo estaban sosteniendo en el aire. Pero de repente cayo al suelo y todo se volvió a conectar.
Miró a un hombre, sin entender como había llegado ahí. ?Qué había pasado con la niña rara?. Todavía veía las cosas a la distancia, shockeado, pero de a poco retornaba la conciencia. Trataba de pararse pero no podía hasta que un silbido un poco agudo pero fuerte llegó a sus oídos. Vio un perro acercarse, o por lo menos parecía eso, tal vez era un lobo u otra cosa parecida. No era momento de pensar eso. Sintió escuchar la misma voz que antes, la que había originado esa niña. Miró al hombre de pómulos marcados pero seguía sin hablar.
Con los ojos abiertos y moviendo la cabeza en movimientos cortos y bruscos tratando de ver cada cosa que pasaba a su alrededor una palabra cruzó su mente.
"Pipí"
Instintivamente con su mano derecha tomó sus huevos rápidamente. Su pantalón estaba seco pero ahora no movía su mano. Había un can acercándose y él estaba congelado con una mano tomando sus partes.
«¿Yo...Yota?»
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘