6/11/2015, 23:25
Juro adquirió una expresión que pocos conocían de él. Sus dientes se cerraron con fuerza y sus brazo se cruzaron, tozudamente. Era ridiculo, pero estaban en un punto muerto. La vieja no iba a reconocer que su marido y su hijo estaban muertos, y él no iba a reconocer que los susodichos estaban vivos.
Así pues, todo dependía de Yota. Y este tomo su decisión.
Con paso firme, decidió decirle cuatro cosas a la anciana, soltar toda la rabia acumulada, y decir que ya era hora de irse del lugar. En parte, tenía razón. Se les iba a echar el tiempo encima.
La anciana no articuló palabras, solo observó a Yota, extrañada. Quizá estuviese teniendo otro momento del lucidez.
- Si.. Vamos - dijo Juro, levantandose apresuradamente.
... Con tan mala suerte que empujo una de las sillas al hacerlo, y uno de los cadaveres- el del hombre adulto - se cayó al suelo. La anciana respondió al instante, ignoró a los dos jovenes y se acercó al cadaver, con una expresión afligida.
-¡Hiroshi! ¿Estas bien? ¿¡Hiroshi!? - la anciana tocó el cuerpo, asustada.
¿Se había dado cuenta por fin? Ni Juro ni Yota lo sabrían nunca. Dando unos agradecimientos en vano, ambos se habían marchado de la casa, donde solo se escuchaban los llantos de la mujer de fondo.
Los jovenes descubrirían que la anciana no era tan mala. El camino que les decía les llevó hasta el famoso crater, donde pudieron comprobar los restos de Konoha. Lamentablemente, Juro no encontró mucho de ahí, más que restos de tierra. La onda expansiva lo había destrozado todo.
Sin embargo, en parte, se sintió mejor por haber estado ahí. Quizá por algo personal, pero lo hizo. Pasarían un rato y ambos volverían a casa. Ya fuese por la suerte o por la memoria, lograrían rehacer el camino justo cuando la noche se asomaba, y ambos terminarían por volver a casa.
Así pues, todo dependía de Yota. Y este tomo su decisión.
Con paso firme, decidió decirle cuatro cosas a la anciana, soltar toda la rabia acumulada, y decir que ya era hora de irse del lugar. En parte, tenía razón. Se les iba a echar el tiempo encima.
La anciana no articuló palabras, solo observó a Yota, extrañada. Quizá estuviese teniendo otro momento del lucidez.
- Si.. Vamos - dijo Juro, levantandose apresuradamente.
... Con tan mala suerte que empujo una de las sillas al hacerlo, y uno de los cadaveres- el del hombre adulto - se cayó al suelo. La anciana respondió al instante, ignoró a los dos jovenes y se acercó al cadaver, con una expresión afligida.
-¡Hiroshi! ¿Estas bien? ¿¡Hiroshi!? - la anciana tocó el cuerpo, asustada.
¿Se había dado cuenta por fin? Ni Juro ni Yota lo sabrían nunca. Dando unos agradecimientos en vano, ambos se habían marchado de la casa, donde solo se escuchaban los llantos de la mujer de fondo.
Los jovenes descubrirían que la anciana no era tan mala. El camino que les decía les llevó hasta el famoso crater, donde pudieron comprobar los restos de Konoha. Lamentablemente, Juro no encontró mucho de ahí, más que restos de tierra. La onda expansiva lo había destrozado todo.
Sin embargo, en parte, se sintió mejor por haber estado ahí. Quizá por algo personal, pero lo hizo. Pasarían un rato y ambos volverían a casa. Ya fuese por la suerte o por la memoria, lograrían rehacer el camino justo cuando la noche se asomaba, y ambos terminarían por volver a casa.