23/05/2019, 22:43
La pregunta de Rōga le sacó una sonrisa al renegado, una nostálgica y amarga.
—Me temo que eso sería lo peor, Rōga-san —respondió Akame, aun con ese aire ausente de quien se encuentra viajando hacia recuerdos muy lejanos—. Si nos volviéramos a ver, ella me patearía el puto trasero.
El renegado trató de recobrar la compostura irguiéndose en la silla y con un sonoro carraspeo, al tiempo que dejaba finalmente el vaso de ron —vacío— en la mesa, y chasqueaba los palillos que todavía tenía en la mano derecha. Sólo entonces miró al King.
—Ahí tienes tu historia. Ahora... A comer, que va a enfriar todo esto y sería una pena.
Todavía con los ojos vidriosos y la voz tomada por un nudo en la garganta, Akame empezó a meterse en la boca palilladas de arroz frito con filetitos de carne, bajándolo todo con agua. No volvería a tocar el ron durante la cena, no mientras tuvieran aquella importante operación entre manos. Porque Akame había cometido errores en su vida, errores graves, pero esa noche no pensaba diñarla. Ni de broma.
—Me temo que eso sería lo peor, Rōga-san —respondió Akame, aun con ese aire ausente de quien se encuentra viajando hacia recuerdos muy lejanos—. Si nos volviéramos a ver, ella me patearía el puto trasero.
El renegado trató de recobrar la compostura irguiéndose en la silla y con un sonoro carraspeo, al tiempo que dejaba finalmente el vaso de ron —vacío— en la mesa, y chasqueaba los palillos que todavía tenía en la mano derecha. Sólo entonces miró al King.
—Ahí tienes tu historia. Ahora... A comer, que va a enfriar todo esto y sería una pena.
Todavía con los ojos vidriosos y la voz tomada por un nudo en la garganta, Akame empezó a meterse en la boca palilladas de arroz frito con filetitos de carne, bajándolo todo con agua. No volvería a tocar el ron durante la cena, no mientras tuvieran aquella importante operación entre manos. Porque Akame había cometido errores en su vida, errores graves, pero esa noche no pensaba diñarla. Ni de broma.