28/05/2019, 18:32
«Bingo.»
El Kage Bunshin apostado fuera divisió sin problemas a las atacantes. «Dos, parecen claramente compañeras, y también saben lo que hacen» concluyó, después de ver tanto el sigilo que eran capaces de utilizar al caminar como que no habían utilizado la entrada más obvia. La copia se deshizo en un "puf" para pasar la información que había recopilado al original.
Akame, dentro de la casa e inmóvil en su camuflaje, recibió el mensaje alto y claro en su cabeza. «Ya vienen.» No se inmutó ni se movió en absoluto, no obstante, pues confiaba en que su técnica fuese suficiente para engañar a las muchachas. Activó el Sharingan, con la mirada fija en la dirección en la que, según la ventana por la que habían entrado, debían venir las atacantes. Quería comprobar antes de nada su nivel de chakra y la densidad del mismo, para hacerse una idea de a qué clase de enemigo se estaban enfrentando. Luego...
Luego las cazadoras se convertirían en presas.
—Mierda... —masculló el Kage Bunshin. «¿¡Cómo mierda...!? ¿Acaso esas viejas son capaces de sentir la presencia de Okawa de forma similar a como ella nos percibe a los demás?»
No había mucho tiempo para elucubraciones. Fuese así o no, el Akame que estaba en aquella gruta llegó rápidamente a la conclusión de que tenían que moverse de allí. Y ya. Con movimientos apresurados trató de despertar a Okawa y a Kiyoshi, zarandeándolos en sus mantas si era necesario. Una vez el mendigo abriese los ojos, el Uchiha le preguntaría con urgencia.
—Kiyoshi, no hay tiempo. Tenemos que largarnos de aquí. ¿Esta cueva tiene alguna otra salida?
El Kage Bunshin apostado fuera divisió sin problemas a las atacantes. «Dos, parecen claramente compañeras, y también saben lo que hacen» concluyó, después de ver tanto el sigilo que eran capaces de utilizar al caminar como que no habían utilizado la entrada más obvia. La copia se deshizo en un "puf" para pasar la información que había recopilado al original.
Akame, dentro de la casa e inmóvil en su camuflaje, recibió el mensaje alto y claro en su cabeza. «Ya vienen.» No se inmutó ni se movió en absoluto, no obstante, pues confiaba en que su técnica fuese suficiente para engañar a las muchachas. Activó el Sharingan, con la mirada fija en la dirección en la que, según la ventana por la que habían entrado, debían venir las atacantes. Quería comprobar antes de nada su nivel de chakra y la densidad del mismo, para hacerse una idea de a qué clase de enemigo se estaban enfrentando. Luego...
Luego las cazadoras se convertirían en presas.
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—Mierda... —masculló el Kage Bunshin. «¿¡Cómo mierda...!? ¿Acaso esas viejas son capaces de sentir la presencia de Okawa de forma similar a como ella nos percibe a los demás?»
No había mucho tiempo para elucubraciones. Fuese así o no, el Akame que estaba en aquella gruta llegó rápidamente a la conclusión de que tenían que moverse de allí. Y ya. Con movimientos apresurados trató de despertar a Okawa y a Kiyoshi, zarandeándolos en sus mantas si era necesario. Una vez el mendigo abriese los ojos, el Uchiha le preguntaría con urgencia.
—Kiyoshi, no hay tiempo. Tenemos que largarnos de aquí. ¿Esta cueva tiene alguna otra salida?