31/05/2019, 17:29
— ¡Aparta de mi camino! — la única respuesta que recibe Samidare proviene del más feo de los dos. Lleva una coleta y tiene el pelo canoso, también se intuye una porra metálica escondida en el pantalón del traje.
Cuando Samidare se aparta, ambos descienden por las escaleras que dan al piso inferior y se funden con la oscuridad.
— ¡Tss! — después de comprobar que Samidare se encuentra solo en la recepción, Galen chista al niño prodigio y aparece en el pasillo. Se acerca al Genin.
— Creo que aquí tienen montada una bien gorda. En ese pasillo hay varias salas... — deja de hablar cuando ve un mapa con la disposición del casino — Vaya, las prisas son malas consejeras — se acerca al plano — Como te decía, hay varias habitaciones, pero hay algo que no me cuadra. Creo que este sitio no es lo que parece.
— Verás...
De nuevo, otra interrupción. Una mujer de mediana edad, con el cabello castaño y recogido en un moño, hace su aparición en la recepción, por detrás del mostrador. El marionetista se esconde rápidamente debajo de la mesa por el lado de Samidare, por lo que no repara en su presencia.
— ¿Le puedo ayudar en algo caballero?
Algo sorprende al de Yukio mientras espera. Una luz ilumina tenuemente el final de las escaleras que bajan al piso inferior. Cuando se fija en eso, puede ver un par de gotas de sangre en el suelo, delante de las escaleras que dan al piso superior.
«Bien, la próxima vez tendré que fijarme mejor en el entorno... Si Takuma-sensei me viera me daría un caponazo.»
Desde debajo de la mesa espera a que Samidare despache a la recepcionista para poder moverse. Le hace un gesto con su expresión que acompaña con la mano para que no se preocupe y sea natural.
Cuando Samidare se aparta, ambos descienden por las escaleras que dan al piso inferior y se funden con la oscuridad.
— ¡Tss! — después de comprobar que Samidare se encuentra solo en la recepción, Galen chista al niño prodigio y aparece en el pasillo. Se acerca al Genin.
— Creo que aquí tienen montada una bien gorda. En ese pasillo hay varias salas... — deja de hablar cuando ve un mapa con la disposición del casino — Vaya, las prisas son malas consejeras — se acerca al plano — Como te decía, hay varias habitaciones, pero hay algo que no me cuadra. Creo que este sitio no es lo que parece.
— Verás...
De nuevo, otra interrupción. Una mujer de mediana edad, con el cabello castaño y recogido en un moño, hace su aparición en la recepción, por detrás del mostrador. El marionetista se esconde rápidamente debajo de la mesa por el lado de Samidare, por lo que no repara en su presencia.
— ¿Le puedo ayudar en algo caballero?
Algo sorprende al de Yukio mientras espera. Una luz ilumina tenuemente el final de las escaleras que bajan al piso inferior. Cuando se fija en eso, puede ver un par de gotas de sangre en el suelo, delante de las escaleras que dan al piso superior.
«Bien, la próxima vez tendré que fijarme mejor en el entorno... Si Takuma-sensei me viera me daría un caponazo.»
Desde debajo de la mesa espera a que Samidare despache a la recepcionista para poder moverse. Le hace un gesto con su expresión que acompaña con la mano para que no se preocupe y sea natural.