31/05/2019, 23:32
Obviamente, el destino era demasiado caprichoso como para saldar aquello con unos cortecitos en el cuerpo de Ayame. No, era necesario un sacrificio más grande para saciar su sed de sangre. Mientras sentía como Kumopansa se había despegado de mi cuerpo para volar hacia la pared, casi al mismo tiempo sentí como mi pie era perforado por una de esas estacas o quién sabe qué diantres era eso. Gemí, gemi cn mucha fuerza.
Pero lo peor estaba por llegar.
—¡¡YOTA!!
Tras aquel grito de puro terror, hasta 3 pinchos más iban a atravesar mi cuerpo, el primero en mi mano zurda y los otros dos en la única zona que un hombre no querría ver mancillada por una cosa de esas. Todo lo demás era reparable, pero eso... Oh, no, eso no.
— ¡¡¡AAAAAGGGHH!!!
Instintivamente me fui al suelo retorciendome de puro dolor, revolcandome en mi propia sangre, la que había surgido no solo de mi pie y mi mano izquierda, sino de los santísimos que acababan de ser perforados como si fueran un par de banderillas, como si fueran unos simples dangos. Incluso lloraba. Lo hacia del dolor, aún no era consciente del estropicio que se había creado allí abajo, a Dios sabe cuantos metros de profundidad.
— Tiiiiiiiiiiiiioooooooo, ¿Estás bien o qué?
¿Estás bien? Estás... ¡Estás herido!
— ¡Mierda, Yota, estás sangrando, joder!
Si, estaba sangrando. Casi toda aquella sangre surgía del mismo sitio, de mi jodida entrepierna, pero dolía demasiado como para que me preocupase por la puta sangre de mierda. Golpeaba el suelo con la mano derecha con el puño cerrado mientras maldecía todo lo maldecible.
— Me cago en la puta, ya veo que estoy herido, por lo menos estos putos pinchos no me han atravesado los putos ojos y ¡¡PUEDO PUTO VER!!
Estaba empezando a perder el control. Mi respiración se había acelerado y la rabia en mi interior iba aumentando a cada bocanada de aire que hacía.
Pero lo peor estaba por llegar.
—¡¡YOTA!!
Tras aquel grito de puro terror, hasta 3 pinchos más iban a atravesar mi cuerpo, el primero en mi mano zurda y los otros dos en la única zona que un hombre no querría ver mancillada por una cosa de esas. Todo lo demás era reparable, pero eso... Oh, no, eso no.
— ¡¡¡AAAAAGGGHH!!!
Instintivamente me fui al suelo retorciendome de puro dolor, revolcandome en mi propia sangre, la que había surgido no solo de mi pie y mi mano izquierda, sino de los santísimos que acababan de ser perforados como si fueran un par de banderillas, como si fueran unos simples dangos. Incluso lloraba. Lo hacia del dolor, aún no era consciente del estropicio que se había creado allí abajo, a Dios sabe cuantos metros de profundidad.
— Tiiiiiiiiiiiiioooooooo, ¿Estás bien o qué?
¿Estás bien? Estás... ¡Estás herido!
— ¡Mierda, Yota, estás sangrando, joder!
Si, estaba sangrando. Casi toda aquella sangre surgía del mismo sitio, de mi jodida entrepierna, pero dolía demasiado como para que me preocupase por la puta sangre de mierda. Golpeaba el suelo con la mano derecha con el puño cerrado mientras maldecía todo lo maldecible.
— Me cago en la puta, ya veo que estoy herido, por lo menos estos putos pinchos no me han atravesado los putos ojos y ¡¡PUEDO PUTO VER!!
Estaba empezando a perder el control. Mi respiración se había acelerado y la rabia en mi interior iba aumentando a cada bocanada de aire que hacía.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa