8/11/2015, 03:39
- Está bien... Pero cuidado con lo que haces que haga... - Sentenció con un tono que intentaba parecer severo pero que resultó en el tono que usaba una persona a punto de dormirse.
—Bueno, teniendo en cuenta que vas a ser la mala… Alguna que otra cosa malvada —dijo sonriendo. ¿Qué más podía decir? Sería una antagonista por la cual todos los hombres de su historia suspirarían, y ella se aprovecharía de ello para engatusarlos.
“¿Acaso una mujer perfecta no se merece a un hombre igual de perfecto?” Por eso, en su obsesión por el hombre ideal, había decidido arrebatar a cada hombre su mayor virtud: la simpatía, la amabilidad, la sinceridad, la pasión… No pararía hasta robar todos los valores que creía debía reunir su hombre perfecto y, entonces, introduciría todas aquellas virtudes en el chico más guapo que encontrase.
Todavía no había decidido si al robar dichas virtudes los hombres perecerían o simplemente se quedarían sin ella, y ni siquiera sabía cómo explicar el robo de algo tan etéreo. “¿Quizá algún tipo de fuinjutsu?” Pero lo que sí tenía claro es que la idea le gustaba, y mucho.
Sin embargo, Noemi no parecía demasiado interesada. De hecho, parecía estar quedándose dormida, así que mejor se ahorraba su explicación. No quería que se terminase de dormir.
Tras ofrecerse a acompañarla a casa, ésta lo rechazó y comentó que ya hablarían de la misión, levantándose y marchándose sin más. Datsue se quedó boquiabierto.
“Joder, ¿y esta es la recompensa que tengo tras dar lo mejor de mí con el masaje? ¿Ni un simple adiós?”
Chasqueó la lengua, se cargó la mochila a la espalda y dio media vuelta sin mirar atrás. Acababa de decidir que Noemi ya no le gustaba.
—Bueno, teniendo en cuenta que vas a ser la mala… Alguna que otra cosa malvada —dijo sonriendo. ¿Qué más podía decir? Sería una antagonista por la cual todos los hombres de su historia suspirarían, y ella se aprovecharía de ello para engatusarlos.
“¿Acaso una mujer perfecta no se merece a un hombre igual de perfecto?” Por eso, en su obsesión por el hombre ideal, había decidido arrebatar a cada hombre su mayor virtud: la simpatía, la amabilidad, la sinceridad, la pasión… No pararía hasta robar todos los valores que creía debía reunir su hombre perfecto y, entonces, introduciría todas aquellas virtudes en el chico más guapo que encontrase.
Todavía no había decidido si al robar dichas virtudes los hombres perecerían o simplemente se quedarían sin ella, y ni siquiera sabía cómo explicar el robo de algo tan etéreo. “¿Quizá algún tipo de fuinjutsu?” Pero lo que sí tenía claro es que la idea le gustaba, y mucho.
Sin embargo, Noemi no parecía demasiado interesada. De hecho, parecía estar quedándose dormida, así que mejor se ahorraba su explicación. No quería que se terminase de dormir.
Tras ofrecerse a acompañarla a casa, ésta lo rechazó y comentó que ya hablarían de la misión, levantándose y marchándose sin más. Datsue se quedó boquiabierto.
“Joder, ¿y esta es la recompensa que tengo tras dar lo mejor de mí con el masaje? ¿Ni un simple adiós?”
Chasqueó la lengua, se cargó la mochila a la espalda y dio media vuelta sin mirar atrás. Acababa de decidir que Noemi ya no le gustaba.