3/06/2019, 05:28
"What?" A diferencia del peliblanco, el Yotsuki era alguien muy, pero muy expresivo. Ambos compartían una cosa: una personalidad serena, pero la diferencia radicaba en la ejecución de esta. Kazuma era alguien muy estoico que refrenaba en su interior sus sentimientos, mientras que Rōga exteriorizaba sus emociones, aunque no por ello se dejaba dominar por ellas. Era por esta razón que el de cabellos tricolor enarcó la ceja y ladeó la cabeza confundido ante esas palabras. "A ver. Que viene el nene que actúa con los formalismos de un anciano, que toca temas sensibles como quién te platica del clima, habla con resignación de la triste realidad y soy yo el que lo perturbo a él. ¿ES QUE EL MUNDO ESTÁ AL REVÉS? " Parpadeó varias veces.
Y sin embargo, una pregunta mucha más profunda tomó por sorpresa al joven genin de la lluvia, muy extraña para él.
—Pues, bueno. No—. se rascó la cabeza. —Quiero decir. Sí pensé en cambiar de alguna manera las cosas. Pero no así—. Se cruzó de brazos, sin saber cómo explicar las cosas. —Siempre quise que la gente me escuchara. Que no me oyeran, que me escucharan. Si es que entiendes bien la diferencia entre ambas palabras— Su mirada se volvió firme. —Durante mucho tiempo, he deseado que mi música de alguna forma hiciera reflexionar a las personas, que tocara en lo profundo de sus corazones y temblaran sus emociones. Incluso, que una gran multitud entendiera mi cantar y pudiese transmitir lo que siento. Para mí el arte es una de las pocas cosas que los humanos podemos compartir más allá de las barreras de la ideología— suspiró. —Cómo realmente esa era mi meta, nunca me planteé realmente en serio mis esfuerzos como shinobi. Te juro que una aspiración así nunca se me pasó por la cabeza, aunque...— volvió a ajustarse el kasa.
»La historia de los Arashikage de Ame dista mucho del planteamiento que tienes.
Observó a Daigo, luego a Kazuma. Suspiró y continuó hablando.
—Las páginas de la historia de Amegakure se han escrito con sangre... Aunque no conozca la de Uzu ni la de Kusa, su gente es un reflejo de su situación, y por ello puedo decir que no hay un punto de comparación. Ensombreció su mirar. —Tras la muerte de nuestro primer Arashikage, sus tres descendientes iniciaron una disputa por el poder, sumergiendo a la aldea a una guerra civil por veinte años hasta que el menor finalmente asumió el mando... Sus hijos continuaron con esta sangrienta cadena, dividiendo a la aldea una vez más en dos bandos, sólo para que luego ambos ancianos murieran de forma patética atravesándose el uno al otro tras llevar a sus ejércitos tras de sí. Su tercer hijo renunció al poder, para que de una vez por todas se diese fin a las guerras de sucesión y se nombrase a un Arashikage que no tuviese nada que ver con la familia... Aún cuando él quiso llevarnos a una era de paz brindándole su confianza a todos los aldeanos, un miembro del linaje del antiguo régimen lo asesinó, envenenándolo en su propio despacho.
Se pausó durante unos instantes, analizando la reacción de ambos shinobi de Kusa.
—Fue entonces, que nuestra actual líder decidió tomar las riendas. Y en una campaña sin igual, asesinó a aquel que osó traicionar a la villa para usurpar el poder, a sus seguidores, a su familia, incluso a algunos de sus amigos... Fue una medida drástica, pero sin ello seguramente seguiríamos en medio de un pozo de sangre. Para más inri, aún con la paz que nos brindó Yondaime-sama, he llegado a enterarme que existen quienes aún se sublevan y conspiran en las sombras— Recordó las palabras de Daruu, de cómo aún existía gente capaz de intentar rebelarse al mandato de la férrea mujer, atreviéndose incluso a secuestrar a la Guardiana. —Quizás es por ello que el llegar a un puesto así se me antojaba ajeno y lejano, por todo el precedente que hay detrás... Suelen ser un poco estrictos con nosotros en Ame, al punto que se nos enseña a casi temer una posible represalia de parte de la Arashikage. En parte me gustaría cambiar eso, no sólo por la Aldea de la Lluvia, sino en general un poco la perspectiva de la vida que se tiene de los shinobi. Lo que ella hizo era necesario, Amegakure necesitaba su liderato... Sinceramente no tengo una respuesta clara sobre eso...
Las palabras de Kazuma clavaron en su cabeza una idea que nunca se planteó hasta ese momento.
"Cambiar los esquemas, ser una diferencia..." Lo pensó para sí, ¿pero podría extender su visión a todos los demás? "Si yo fuese el Arashikage..." Se visualizó a sí mismo, más alto, más guapo, con una cabellera ahora larga. Con el sombrero con el símbolo de la tormenta, sonriente mientras lucía una gran gabardina negra con detalles de platino. De su cintura colgaban dos cadenas de oro, portaba pantalón de cuero con adornos laterales de tela y calzaba botas negras, mientras a lo largo de sus ropajes se dibujaban motivos de relámpagos destellantes. "No sé si quiero ese camino, pero tampoco es mala idea..."