Geki continuó bajando las escaleras, estas se quejaban con un chillido a madera vieja con cada paso que daba el genin. No tardo mucho en reconocer la bandana de su villa en su compañero.
—Hey Daigo — Exclamó tranquilo cuando lo vio.
Era fácil identificar al otro Kusajin por su cabellera verde y su forma simple de vestir.
Este estaba con la mujer que los había atendido el día anterior. El de cabellos grises sólo rezaba para que su acompañante hubiera conseguido un poco de comida o por lo menos algunas provisiones para unos días más en aquel pueblo, eso sería de gran ayuda.
—Hey Daigo — Exclamó tranquilo cuando lo vio.
Era fácil identificar al otro Kusajin por su cabellera verde y su forma simple de vestir.
Este estaba con la mujer que los había atendido el día anterior. El de cabellos grises sólo rezaba para que su acompañante hubiera conseguido un poco de comida o por lo menos algunas provisiones para unos días más en aquel pueblo, eso sería de gran ayuda.