4/06/2019, 22:49
(Última modificación: 4/06/2019, 22:50 por Inuzuka Etsu.)
Etsu fue el primero en tomar tierra firme, de un salto audaz y preciso. Pero poco después lo hizo también Geki, aunque no de la misma manera. Éste tomó la verticalidad en una carrera al vacío, que gracias a la acumulación de chakra bajo las suelas de su calzado no terminó en desgracia. Había intentado detener a su compañero, pero no parecía el genin estar ni de una disposición ni de otra. Aunque... a veces vale más una acción que mil palabras. Si había bajado hasta allí, seguramente quería decir que no pensaba dejarlo solo ante el problema.
Ante la llamada de atención de Geki, el Inuzuka volvió la mirada —creo que lo mas sensato, sería intentar hablar con el tipo que está dentro. Pero por otro lado, molestar a un perro en su caseta puede acabar en un mordisco. No sería raro que se rebotase en nuestra contra y nos ataque...
»Te va a sonar disparatado, pero casi creo que es mejor enfrentarnos nosotros a sus antiguos compañeros a dejar que se ensarten los unos a los otros. Al menos así tenemos la certeza de que ninguno saldrá herido de muerte, y luego podríamos buscar otra solución.
El chico se llevó la diestra hacia la barbilla, y la frotó un par de veces en lo que visualizaba otra posible opción.
»O incluso podríamos intentar asustar a éstos tipejos... si el gordo, que parece el mas fuerte, salió corriendo tan solo porque dos genin le enfrentamos, quizás suceda de nuevo lo mismo. Más aún si amenazamos con que sabemos de sus delitos y vamos a delatarlos... ¿no crees?
Poco a poco, el tiempo se iba agotando. Era cuestión de escasos segundos que el par de maleantes de la villa apareciesen por la bocacalle, dispuestos a encontrar al pelirrojo fugitivo. El pelirrojo que acompañaba al gordo crujía los nudillos, claramente dispuesto a la confrontación, y aparentemente conocedores de dónde se podía esconder el traidor.
—[...]ese idiota... anda que golpear a sus propios colegas... se va a cagar cuando le ponga la mano encima —venía criticando, pero calló al darse cuenta de la presencia de los chicos. Los shinobis estaban dispuestos justo entre la casa donde se escondía el traidor, y ellos.
—Oye chicos, iros a jugar a otro lado.
Ante la llamada de atención de Geki, el Inuzuka volvió la mirada —creo que lo mas sensato, sería intentar hablar con el tipo que está dentro. Pero por otro lado, molestar a un perro en su caseta puede acabar en un mordisco. No sería raro que se rebotase en nuestra contra y nos ataque...
»Te va a sonar disparatado, pero casi creo que es mejor enfrentarnos nosotros a sus antiguos compañeros a dejar que se ensarten los unos a los otros. Al menos así tenemos la certeza de que ninguno saldrá herido de muerte, y luego podríamos buscar otra solución.
El chico se llevó la diestra hacia la barbilla, y la frotó un par de veces en lo que visualizaba otra posible opción.
»O incluso podríamos intentar asustar a éstos tipejos... si el gordo, que parece el mas fuerte, salió corriendo tan solo porque dos genin le enfrentamos, quizás suceda de nuevo lo mismo. Más aún si amenazamos con que sabemos de sus delitos y vamos a delatarlos... ¿no crees?
Poco a poco, el tiempo se iba agotando. Era cuestión de escasos segundos que el par de maleantes de la villa apareciesen por la bocacalle, dispuestos a encontrar al pelirrojo fugitivo. El pelirrojo que acompañaba al gordo crujía los nudillos, claramente dispuesto a la confrontación, y aparentemente conocedores de dónde se podía esconder el traidor.
—[...]ese idiota... anda que golpear a sus propios colegas... se va a cagar cuando le ponga la mano encima —venía criticando, pero calló al darse cuenta de la presencia de los chicos. Los shinobis estaban dispuestos justo entre la casa donde se escondía el traidor, y ellos.
—Oye chicos, iros a jugar a otro lado.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~