9/06/2019, 12:52
—¿Qué?
La amejin se mostró... bueno, sorprendida ante una petición que quizás ella no esperase en aquella situación. Poco a poco, sin embargo, me iba encontrando mejor.
Espero que no estés insinuando que te deje aquí, ¡porque ni de coña! Además, todavía no sabemos si esto es obra de alguien de verdad. Bueno, o al menos de alguien que esté vivo... ¡Sea como sea, te vas a venir con nosotros! ¡No voy a dejarte tirado en mitad de este pasillo!
— Tiene razón, tío. No vamos a dejarte aquí colgado como... bueno, como lo que eres, una puta araña, joder.
La actitud de ambas resultaba re confortante y sin darme cuenta aquella supina embriaguez de adrenalina dibujaba una amplia sonrisa en mi rostro. Incluso el dolor había pasado a un segundo plano.
Pero tenía claro qué era lo que debíamos hacer.
— No tenemos la certeza de que haya un cabrón psicópata, es verdad. Pero tengo una corazonada. Todo esto me huele demasiado mal. Así que no lo estoy insinuando, te lo estoy pidiendo.
El dolor volvió e hice una mueca de dolor mientras trataba de ir levantandome un poco, aunque en vano.
— ¿Lo ves? Soy una carga demasiado pesada ahora mismo. Además, tu eres más importante, yo solo soy... bueno, un peón en este juego que es Oonindo. Tu tienes un cometido más importante en este tablero, Ayame.
La amejin se mostró... bueno, sorprendida ante una petición que quizás ella no esperase en aquella situación. Poco a poco, sin embargo, me iba encontrando mejor.
Espero que no estés insinuando que te deje aquí, ¡porque ni de coña! Además, todavía no sabemos si esto es obra de alguien de verdad. Bueno, o al menos de alguien que esté vivo... ¡Sea como sea, te vas a venir con nosotros! ¡No voy a dejarte tirado en mitad de este pasillo!
— Tiene razón, tío. No vamos a dejarte aquí colgado como... bueno, como lo que eres, una puta araña, joder.
La actitud de ambas resultaba re confortante y sin darme cuenta aquella supina embriaguez de adrenalina dibujaba una amplia sonrisa en mi rostro. Incluso el dolor había pasado a un segundo plano.
Pero tenía claro qué era lo que debíamos hacer.
— No tenemos la certeza de que haya un cabrón psicópata, es verdad. Pero tengo una corazonada. Todo esto me huele demasiado mal. Así que no lo estoy insinuando, te lo estoy pidiendo.
El dolor volvió e hice una mueca de dolor mientras trataba de ir levantandome un poco, aunque en vano.
— ¿Lo ves? Soy una carga demasiado pesada ahora mismo. Además, tu eres más importante, yo solo soy... bueno, un peón en este juego que es Oonindo. Tu tienes un cometido más importante en este tablero, Ayame.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa