9/06/2019, 22:36
No se oía ni un alma en el callejón, a excepción de un rumor lejano que iba creciendo —imperceptiblemente, de momento— en intensidad, mientras los genin de Kusa se debatían sobre si prestar ayuda al sicario moribundo o dejarle allí a su suerte. Los cadáveres de otros de los matones del Dedo Amarillo poblaban también la calleja convertida en improvisado campo de batalla, concretamente los de aquellos a los que Yota había acuchillado sin piedad.
El sonido, lejano al principio, iba creciendo en intensidad. Repicaba como el agua de un cántaro vertiéndose de nuevo en la fuente, y retumbaba con un traqueteo sordo que se hacía cada vez más audible. Parecían... ¿Pasos?
El sonido, lejano al principio, iba creciendo en intensidad. Repicaba como el agua de un cántaro vertiéndose de nuevo en la fuente, y retumbaba con un traqueteo sordo que se hacía cada vez más audible. Parecían... ¿Pasos?