10/06/2019, 16:46
—¿Qué clase de pregunta es ésa?
Ranko se cohibió tan pronto como escuchó al joven. Su mente se disparó.
"¡Aaaagh! ¡Lo sabía! ¡Sabía que era una pregunta estúpida! ¡Debiste dejar que Mei-san hablase primero, Ranko tonta!"
Sin embargo, el trabajador de las termas rápidamente contestó que, en efecto, estaban disponibles. La de la trenza suspiró de alivio, contenta de que el chico no se hubiese desesperado con ella. Ranko fue detrás de Mei y la siguió a la recepción. La duda embargó a la kunoichi de nuevo cuando el encargado le preguntó si estaban solas o si esperaban a alguien más.
—Aaaaahm… Pueeees… —Mei volteó a verla mientras contestaba que eran solo ellas dos. Las ganas de Ranko de evitar confrontación casi se sobreponen a sus ganas de encontrar a su hermana. No quería mentir, después de todo, aunque fuese por no decir la verdad en lugar de por decir algo que no es verdad —. B-bu-bueno… Ta-tal vez mi hermana Kuumi n-nos alcance a-aquí… P-pero no est… estoy segura. ¿Cabría l-la posibi…? ¿Podría ella…? Ejem… ¿Podría u-unírsenos después? S-si no es mu-mucha molestia.
"¡Sí será mucha molestia! ¡Lo sé! ¡Ya vámonos!
La recepción era tan de primera clase como todo lo que habían visto hasta el momento. Cuando llegó el momento de decidir si pasar la noche allí, Mei no habló. Después de unos segundos, Ranko cayó en cuenta de que sería ella quien decidiera. Sintió costales de una tonelada sobre su hombros.
"¿P-pasar la noche? ¿C-con prácticamente una desconocida? ¡Eso no sería sensato! Aunque… ¿No era un objetivo tanto propio como de madre el que ella conociese y entablase conversación con otras personas? ¡Pero apuesto a que madre no querría que durmiese con una chica que acabo de conocer! Un momento… ¡No! ¡Eso suena muy mal! Además, ¿Qué tal que Mei-san sea una criminal que busque asesinarme mientras duermo? No, la verdad se ve muy amable… ¡En mi experiencia hay más gente buena que mala! Pero no tengo mucha experiencia, así que… "
En el mundo real, fuera de la cabeza de Ranko, la chica se había sonrojado bastante, y tardó unos segundos en responder.
—S-sí. U-u-una n-noche. Una noche e-está bien. S-s-si a Mei-san l-le parece.
Sin que las chicas se dieran cuenta, alguien las estaba observando en la lejanía cuando entraban a las termas. Esperó a que ellas hubiesen entrado al edificio para moverse y seguirlas. Quería mantenerse lo suficientemente cerca para ver sus movimientos o escucharlas. La chica era bajita, de ropas modernas y, por el momento, portaba una máscara de gatito atigrado que había comprado en la aldea. Su cortos cabellos rojos se agitaban a su paso. Iría hasta las puertas de Owatatsumi, pero se mantendría fuera de la vista. Esperaría un buen rato para entrar.
—Oh, la decepción, la traición, hermana —susurró Kuumi —. Pero no te preocupes. Te salvaré de cualquier encanto que esa fulana te haya lanzado.
Ranko se cohibió tan pronto como escuchó al joven. Su mente se disparó.
"¡Aaaagh! ¡Lo sabía! ¡Sabía que era una pregunta estúpida! ¡Debiste dejar que Mei-san hablase primero, Ranko tonta!"
Sin embargo, el trabajador de las termas rápidamente contestó que, en efecto, estaban disponibles. La de la trenza suspiró de alivio, contenta de que el chico no se hubiese desesperado con ella. Ranko fue detrás de Mei y la siguió a la recepción. La duda embargó a la kunoichi de nuevo cuando el encargado le preguntó si estaban solas o si esperaban a alguien más.
—Aaaaahm… Pueeees… —Mei volteó a verla mientras contestaba que eran solo ellas dos. Las ganas de Ranko de evitar confrontación casi se sobreponen a sus ganas de encontrar a su hermana. No quería mentir, después de todo, aunque fuese por no decir la verdad en lugar de por decir algo que no es verdad —. B-bu-bueno… Ta-tal vez mi hermana Kuumi n-nos alcance a-aquí… P-pero no est… estoy segura. ¿Cabría l-la posibi…? ¿Podría ella…? Ejem… ¿Podría u-unírsenos después? S-si no es mu-mucha molestia.
"¡Sí será mucha molestia! ¡Lo sé! ¡Ya vámonos!
La recepción era tan de primera clase como todo lo que habían visto hasta el momento. Cuando llegó el momento de decidir si pasar la noche allí, Mei no habló. Después de unos segundos, Ranko cayó en cuenta de que sería ella quien decidiera. Sintió costales de una tonelada sobre su hombros.
"¿P-pasar la noche? ¿C-con prácticamente una desconocida? ¡Eso no sería sensato! Aunque… ¿No era un objetivo tanto propio como de madre el que ella conociese y entablase conversación con otras personas? ¡Pero apuesto a que madre no querría que durmiese con una chica que acabo de conocer! Un momento… ¡No! ¡Eso suena muy mal! Además, ¿Qué tal que Mei-san sea una criminal que busque asesinarme mientras duermo? No, la verdad se ve muy amable… ¡En mi experiencia hay más gente buena que mala! Pero no tengo mucha experiencia, así que… "
En el mundo real, fuera de la cabeza de Ranko, la chica se había sonrojado bastante, y tardó unos segundos en responder.
—S-sí. U-u-una n-noche. Una noche e-está bien. S-s-si a Mei-san l-le parece.
Sin que las chicas se dieran cuenta, alguien las estaba observando en la lejanía cuando entraban a las termas. Esperó a que ellas hubiesen entrado al edificio para moverse y seguirlas. Quería mantenerse lo suficientemente cerca para ver sus movimientos o escucharlas. La chica era bajita, de ropas modernas y, por el momento, portaba una máscara de gatito atigrado que había comprado en la aldea. Su cortos cabellos rojos se agitaban a su paso. Iría hasta las puertas de Owatatsumi, pero se mantendría fuera de la vista. Esperaría un buen rato para entrar.
—Oh, la decepción, la traición, hermana —susurró Kuumi —. Pero no te preocupes. Te salvaré de cualquier encanto que esa fulana te haya lanzado.
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