10/11/2015, 08:43
La gran mayoría de las veces con solo pedir disculpas era más que suficiente para librarse de prácticamente cualquier accidente de ese tipo, era algo inevitable cuando uno lleva prisas o está siendo asediado por montones de ofertas en las que no se está para nada interesado. Pero esta vez ni pedir disculpas ni su propia belleza le ayudó puesto que el hombre estaba lo suficientemente borracho como para estar dispuesto a ultrajar el cuerpo de la kunoichi.
~ Gordo de mierda... ~ Decía en su mente la rubia que intentaba con ambas manos librarse de aquel agarre sin tener que recurrir a la violencia, pues le resultaría muy sencillo tomar una aguja de su portaobjetos y hundirla en la carne de aquél robusto brazo que no le estaba permitiendo respirar.
La capacidad pulmonar de la chica nunca fue muy buena por lo que su cuerpo ya comenzaba a debilitarse y su visión a nublarse, pero un chasquido se hizo presente y luego de un breve momento el agarre que la asfixiaba se desvaneció.
De todas maneras, la fuerza en las piernas de la chica no regresó de forma instantánea por lo que fue inevitable que esta cayera al suelo aunque haya logrado apoyar ambas manos sobre el mismo para quedar completamente tendida. ~ Me la voy a cobrar... ~ Pensaba la chica mientras jadeaba intentando recuperar el aliento y mantenía una de sus manos apoyada en el sector del cuello donde peor fue la presión.
Una voz masculina no tardó en hacerse presente, esta vez era de un joven bastante respetuoso por el vocabulario que estaba utilizando aunque sin lugar a dudas algo confuso. Lo que no quitaba el hecho de que Noemi entendiese a la perfección ese cumplido que le habían dedicado.
Siendo que no estaba en posición de actuar como una persona arrogante y que prefería evitar más problemas, tomó la mano del pelirrojo aceptando aquella ayuda y una vez de pie pudo apreciar como le dedicaban una ligera reverencia y acto seguido le entregaban una hermosa pieza brillante de un tono verdoso bastante lindo a los ojos de la chica.
Aquel gesto vino acompañado con más halagos que no hacían más que alimentar el ego de la kunoichi que había dejado escapar una sonrisa mientras observaba de pies a cabeza al joven que tenía delante. - Por gente como tú es que vale la pena correr estos riesgos... - Dijo mientras desviaba su atención por un instante a aquella gema que tenía en mano. - Te agradezco mucho la ayuda... Me llamo Sakamoto Noemi, ¿puedo preguntar tu nombre? - Consultó la chica manteniendo la sonrisa y tratando de tragarse un poco su orgullo, pues acababa de ser vista prácticamente abatida por el agarre de ese borracho.
~ Gordo de mierda... ~ Decía en su mente la rubia que intentaba con ambas manos librarse de aquel agarre sin tener que recurrir a la violencia, pues le resultaría muy sencillo tomar una aguja de su portaobjetos y hundirla en la carne de aquél robusto brazo que no le estaba permitiendo respirar.
La capacidad pulmonar de la chica nunca fue muy buena por lo que su cuerpo ya comenzaba a debilitarse y su visión a nublarse, pero un chasquido se hizo presente y luego de un breve momento el agarre que la asfixiaba se desvaneció.
De todas maneras, la fuerza en las piernas de la chica no regresó de forma instantánea por lo que fue inevitable que esta cayera al suelo aunque haya logrado apoyar ambas manos sobre el mismo para quedar completamente tendida. ~ Me la voy a cobrar... ~ Pensaba la chica mientras jadeaba intentando recuperar el aliento y mantenía una de sus manos apoyada en el sector del cuello donde peor fue la presión.
Una voz masculina no tardó en hacerse presente, esta vez era de un joven bastante respetuoso por el vocabulario que estaba utilizando aunque sin lugar a dudas algo confuso. Lo que no quitaba el hecho de que Noemi entendiese a la perfección ese cumplido que le habían dedicado.
Siendo que no estaba en posición de actuar como una persona arrogante y que prefería evitar más problemas, tomó la mano del pelirrojo aceptando aquella ayuda y una vez de pie pudo apreciar como le dedicaban una ligera reverencia y acto seguido le entregaban una hermosa pieza brillante de un tono verdoso bastante lindo a los ojos de la chica.
Aquel gesto vino acompañado con más halagos que no hacían más que alimentar el ego de la kunoichi que había dejado escapar una sonrisa mientras observaba de pies a cabeza al joven que tenía delante. - Por gente como tú es que vale la pena correr estos riesgos... - Dijo mientras desviaba su atención por un instante a aquella gema que tenía en mano. - Te agradezco mucho la ayuda... Me llamo Sakamoto Noemi, ¿puedo preguntar tu nombre? - Consultó la chica manteniendo la sonrisa y tratando de tragarse un poco su orgullo, pues acababa de ser vista prácticamente abatida por el agarre de ese borracho.