20/06/2019, 04:16
Mei parecía no dejarse vencer por la actitud de Kuumi, y aceptó gustosa la invitación de Ranko. Después de entregarle a la de la trenza una llave con un ornamento draconiano, el recepcionista describió el camino a su habitación, así como los servicios de termas y de comedor, para terminar con una ilustración verbal de la beldad del lugar.
Sus palabras emocionaron mucho a Ranko y a Mei, y ésta última no tardó en ir a revisar el cuarto.
—¡V-vamos en un momento! —dijo la kunoichi mientras veía a la chica alejarse. Ranko fue entonces a con su hermana y se sentó a su lado —. Kuu-chan… Sé que te molesta. Yo… Sabes lo que madre dice. Y yo quiero… yo quisiera ser tan confiada como tú. Ser tan asertiva y… y poder hablarle a cualquier persona. Pero no puedo. No sé por qué. Sé… Sé que me entiendes. ¿Me ayudarás a ser más fuerte de esta manera?
La presencia de Ranko no habría convencido a la mayoría, pero su hermana era su hermana. Kuumi respiró profundamente y levantó la máscara. Hacía un mohín, pero hablaba con honestidad.
—Mmj. Bueno. Me sigue pareciendo bastante drástico haberme abandonado así.
—Ahm… no fue en realidad…
—Pero está bien. No seré una perra con esa tal Mei.
—¡Kuu-chan! No digas eso. —Pero Kuumi rió mientras se levantaba. Ranko la imitó, algo aliviada.
—Por cierto, creo que sin querer di más de lo que correspondía por nuestras noches. ¿Me das el cambio, por favor?
—Aaahm… C-claro… —Ranko buscó dentro de su propio monedero y le dio a su hermana lo que había costado lo de Mei. Kuumi la miró algo confundida.
—¿Ah? ¿Por qué lo tomas de tu dinero? Pero si… NO.
—E-es solo que Mei-san no tenía mucho y-y-y… fue tan amable conmigo y-y-y… me ofrecí a pagar su parte y…
—¡¿QUÉ?! —El grito de Kuumi resonaría en toda la recepción, poniendo en guardia una vez más al joven que les había atendido. La pequeña, al darse cuenta de que estaba a punto de revelarse otra escena, recuperó la compostura y tomó la mano de su hermana, dándole palmadas en el dorso con cierto dejo de molestia —... Maravilla. Qué bien que seas tan amable con ésa.
Ninguna de las dos dijo otra palabra más allí, y se dispusieron a subir a su habitación. Antes de subir el último tramo, Kuumi le susurró algo a su hermana.
—Asegúrate de que no estés en un Genjutsu, o me aseguraré yo.
Al subir, Ranko con una sonrisa tímida y Kuumi con una sonrisa algo confiada, la de la trenza no tardó en abrir la puerta número cinco. Mientras tanto, la más pequeña se dirigiría a la Uzujin.
—Siento lo de abajo, Mei. A veces no puedo evitar saltar al ataque, como un tigre. No es… personal. Si eres amiga de Ran-chan, no veo por qué no podríamos serlo tú y yo
Kuumi le tendió una mano de paz, aunque sus ojos seguían chisporroteando desconfianza.
Sus palabras emocionaron mucho a Ranko y a Mei, y ésta última no tardó en ir a revisar el cuarto.
—¡V-vamos en un momento! —dijo la kunoichi mientras veía a la chica alejarse. Ranko fue entonces a con su hermana y se sentó a su lado —. Kuu-chan… Sé que te molesta. Yo… Sabes lo que madre dice. Y yo quiero… yo quisiera ser tan confiada como tú. Ser tan asertiva y… y poder hablarle a cualquier persona. Pero no puedo. No sé por qué. Sé… Sé que me entiendes. ¿Me ayudarás a ser más fuerte de esta manera?
La presencia de Ranko no habría convencido a la mayoría, pero su hermana era su hermana. Kuumi respiró profundamente y levantó la máscara. Hacía un mohín, pero hablaba con honestidad.
—Mmj. Bueno. Me sigue pareciendo bastante drástico haberme abandonado así.
—Ahm… no fue en realidad…
—Pero está bien. No seré una perra con esa tal Mei.
—¡Kuu-chan! No digas eso. —Pero Kuumi rió mientras se levantaba. Ranko la imitó, algo aliviada.
—Por cierto, creo que sin querer di más de lo que correspondía por nuestras noches. ¿Me das el cambio, por favor?
—Aaahm… C-claro… —Ranko buscó dentro de su propio monedero y le dio a su hermana lo que había costado lo de Mei. Kuumi la miró algo confundida.
—¿Ah? ¿Por qué lo tomas de tu dinero? Pero si… NO.
—E-es solo que Mei-san no tenía mucho y-y-y… fue tan amable conmigo y-y-y… me ofrecí a pagar su parte y…
—¡¿QUÉ?! —El grito de Kuumi resonaría en toda la recepción, poniendo en guardia una vez más al joven que les había atendido. La pequeña, al darse cuenta de que estaba a punto de revelarse otra escena, recuperó la compostura y tomó la mano de su hermana, dándole palmadas en el dorso con cierto dejo de molestia —... Maravilla. Qué bien que seas tan amable con ésa.
Ninguna de las dos dijo otra palabra más allí, y se dispusieron a subir a su habitación. Antes de subir el último tramo, Kuumi le susurró algo a su hermana.
—Asegúrate de que no estés en un Genjutsu, o me aseguraré yo.
Al subir, Ranko con una sonrisa tímida y Kuumi con una sonrisa algo confiada, la de la trenza no tardó en abrir la puerta número cinco. Mientras tanto, la más pequeña se dirigiría a la Uzujin.
—Siento lo de abajo, Mei. A veces no puedo evitar saltar al ataque, como un tigre. No es… personal. Si eres amiga de Ran-chan, no veo por qué no podríamos serlo tú y yo
Kuumi le tendió una mano de paz, aunque sus ojos seguían chisporroteando desconfianza.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)