24/06/2019, 21:11
El Yotsuki se alejó un poco, caminando hasta llegar a la puerta del cuarto, recostándose a un lado del marco de la misma mientras mantenía los brazos cruzados, observando la forma de proceder del Uchiha. Si la cosa se ponía fea, pues simplemente podía darse media vuelta para cruzar el umbral, que ya luego Akame podía darle los detalles, pero Rōga no quería ser participe directo. "Que poco creativo." Pensó al escuchar como el ex-jōnin amenazaba a la mujer con arrancarle algunos dientes. Aunque, aún cuando fuese sincero, ni el genin ni la mujer se inmutaron ante aquellas palabras.
La mujer prefirió evitar contacto visual, bajando la cabeza unos instantes. Aquellas palabras le hicieron reflexionar, dándole el empujón para tomar una decisión, aunque seguramente no era la que el fénix esperaba.
—¿En serio me estás subestimando de esa manera?— Bufó molesta.
Su hermana estaba muerta, y debía admitir que Akame le había cortado las alas para poder escapar. ¿Para qué hablar entonces? Acababa de jurar venganza por su hermana, ¿cómo iba a traicionarla abriendo la boca? Aún existía una oportunidad, pero ella no sería la encargada de ejecutar la revancha. No existían garantías de nada, ni siquiera de que la dejaran con vida. ¿Quién en su sano juicio lo haría? Estaba más que acostumbrada a ser una pieza en un juego, pero conocía su función cómo peón que era. Conocía su valor para el enemigo y por lo mismo, el silencio era su última ofrenda a su amo.
Una lágrima rodó por su mejilla.
—¿Crees que mi integridad vale más que mi lealtad...?— y de pronto, calló.
Aquella frase, por alguna razón disparó todas las alertas del genin de la lluvia que rompió su postura de inmediato extendiendo la mano hasta adelante sin saber exactamente por qué tenía esa mala sensación en el pecho.
—¡Oeh!— No sabía realmente que era la sensación de incertidumbre que le atacó, hasta que se percató de un hilo rojo en la boca de la pelinegra que le hizo a él mismo alzar las cejas.
Oh sí. La tipa en ese mismo instante dio un único mordisco con el fin de mutilarse su propia lengua. Prefería mil veces morir, si eso mantenía su honor intacto. El hilo entonces se convertiría en una fuente desbordándose.
Las ancianas y la propia Ōkawa de pronto experimentaron algo de confusión cuando una nueva presencia se hizo presente, con una emoción idéntica a la de uno de los presentes, siendo este obviamente el clon de sombras creado por el otro clon de Akame.
Kiyoshi por su lado, fue testigo de la aparición del clon, abriendo la boca y parpadeando sólo para luego enrojecerse como un tomate al ver cómo este se atrevía a intentar cargar a su amada a caballito.
—¡No es momento para celos Kiyoshi!— la ciega intentó ponerlo en su lugar.
El desgreñado muchacho resopló como buey. Tenía que admitir que no había otra salida, ya que él mismo no tenía la fuerza de soldado que el Uchiha. Su mejor opción era echar a andar cuanto antes para evitar que las itako les siguieran el rastro, y así lo hicieron.
El otro clon, se dirigió justamente hasta la posición de la décimo segunda, la cuál frunció el ceño al sentir la determinación que emanaba el joven ninja.
—Hablas desde la ignorancia. En la civilización, su don será un peligro para ella— Azotó su báculo contra el suelo. —Acá, aprenderá a usarlo para el bien, para ayudar a los demás, para ser una guía para los que se pierden del camino. Pero allá afuera, su poder podría ser no sólo desperdiciado, sino mal aprovechado— Señaló a Suzaku con la punta de su vara. —El simple hecho de que hayan venido a buscarla es la prueba suficiente de que tengo razón. Sólo la anhelan cómo un arma, para usarla para lastimar. Hay tantos milagros en el mundo, pero sólo desean militarizarlos para sus fines. El templo de la Montaña Murasame fue formado para que las itako pudieran ser ascendidas ante el Gran Yama y que sean iluminadas de mente, además de salvaguardarlas del podrido mundo exterior.
»Incluso tú puedes ser salvado si nos escuchas. Otros shinobi han venido hasta aquí y han encontrado un nuevo sendero que seguir.
La mujer prefirió evitar contacto visual, bajando la cabeza unos instantes. Aquellas palabras le hicieron reflexionar, dándole el empujón para tomar una decisión, aunque seguramente no era la que el fénix esperaba.
—¿En serio me estás subestimando de esa manera?— Bufó molesta.
Su hermana estaba muerta, y debía admitir que Akame le había cortado las alas para poder escapar. ¿Para qué hablar entonces? Acababa de jurar venganza por su hermana, ¿cómo iba a traicionarla abriendo la boca? Aún existía una oportunidad, pero ella no sería la encargada de ejecutar la revancha. No existían garantías de nada, ni siquiera de que la dejaran con vida. ¿Quién en su sano juicio lo haría? Estaba más que acostumbrada a ser una pieza en un juego, pero conocía su función cómo peón que era. Conocía su valor para el enemigo y por lo mismo, el silencio era su última ofrenda a su amo.
Una lágrima rodó por su mejilla.
—¿Crees que mi integridad vale más que mi lealtad...?— y de pronto, calló.
Aquella frase, por alguna razón disparó todas las alertas del genin de la lluvia que rompió su postura de inmediato extendiendo la mano hasta adelante sin saber exactamente por qué tenía esa mala sensación en el pecho.
—¡Oeh!— No sabía realmente que era la sensación de incertidumbre que le atacó, hasta que se percató de un hilo rojo en la boca de la pelinegra que le hizo a él mismo alzar las cejas.
Oh sí. La tipa en ese mismo instante dio un único mordisco con el fin de mutilarse su propia lengua. Prefería mil veces morir, si eso mantenía su honor intacto. El hilo entonces se convertiría en una fuente desbordándose.
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Las ancianas y la propia Ōkawa de pronto experimentaron algo de confusión cuando una nueva presencia se hizo presente, con una emoción idéntica a la de uno de los presentes, siendo este obviamente el clon de sombras creado por el otro clon de Akame.
Kiyoshi por su lado, fue testigo de la aparición del clon, abriendo la boca y parpadeando sólo para luego enrojecerse como un tomate al ver cómo este se atrevía a intentar cargar a su amada a caballito.
—¡No es momento para celos Kiyoshi!— la ciega intentó ponerlo en su lugar.
El desgreñado muchacho resopló como buey. Tenía que admitir que no había otra salida, ya que él mismo no tenía la fuerza de soldado que el Uchiha. Su mejor opción era echar a andar cuanto antes para evitar que las itako les siguieran el rastro, y así lo hicieron.
El otro clon, se dirigió justamente hasta la posición de la décimo segunda, la cuál frunció el ceño al sentir la determinación que emanaba el joven ninja.
—Hablas desde la ignorancia. En la civilización, su don será un peligro para ella— Azotó su báculo contra el suelo. —Acá, aprenderá a usarlo para el bien, para ayudar a los demás, para ser una guía para los que se pierden del camino. Pero allá afuera, su poder podría ser no sólo desperdiciado, sino mal aprovechado— Señaló a Suzaku con la punta de su vara. —El simple hecho de que hayan venido a buscarla es la prueba suficiente de que tengo razón. Sólo la anhelan cómo un arma, para usarla para lastimar. Hay tantos milagros en el mundo, pero sólo desean militarizarlos para sus fines. El templo de la Montaña Murasame fue formado para que las itako pudieran ser ascendidas ante el Gran Yama y que sean iluminadas de mente, además de salvaguardarlas del podrido mundo exterior.
»Incluso tú puedes ser salvado si nos escuchas. Otros shinobi han venido hasta aquí y han encontrado un nuevo sendero que seguir.