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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#39
Geki también se lamentó de no haber podido hacer más que ser un mero espectador ante el fatídico final del pelirrojo. Bajo el intenso dolor que aún tenía del golpetazo del gordo, se intentó movilizar hacia el Inuzuka. Entre tanto, el gordo quedó hecho un colador bajo la tormenta de estacas de hielo improvisada por el chunin, al menos sus piernas. Las heridas no habían sido mortales, ni mucho menos lo habían pretendido, lo que si escapó de la imaginación del shinobi de mayor rango fue que su víctima se desmayase a causa de la pérdida del compañero. Pero eso en realidad tampoco le perjudicaba del todo, casi al contrario.

El de cabellera plateada consiguió acercarse a Etsu lo suficiente como para posar su mano en el hombro de éste, intentado animarlo. El chico sentenció que todo ese embrollo aún no había acabado, y que debían esforzarse por que acabase de la mejor manera. Razón no le faltaba, pero en la cabeza de Etsu tan solo dominaba una imagen: el chico pelirrojo, su cabeza, y un virote ensangrentado volando.

«¡La madre que me parió! ¡LA PUTA MADRE QUE ME PARIÓ!»

No, no daba de sí mas que maldecir y blasfemar en todas las deidades habidas y por haber.

Con apuro, o mas bien dicho con gran esfuerzo, el genin de cabellera gris se movilizó hasta el chunin, y le agradeció la intervención. Fue en ese momento que le informó de lo evidente, la presencia de un tercero dentro de la casa. Así mismo, inquirió no dejarlo seco de un golpe, pues de lo contrario no podrían sacarle información luego. El chunin arqueó una ceja, y miró a Geki de arriba a abajo, analizándolo ahora él.

Novato, no me digas cómo hacer mi trabajo, soy tu superior, y tengo mucha más experiencia. Estamos hablando de un criminal dentro de nuestra aldea, armado con una ballesta o algún otro tipo de arma de disparo; acorralado en una casa abandonada y que ha atacado a sus propios compañeros. ¿Qué te hace pensar que no atacará a un shinobi? —se cruzó de brazos, casi que indignado con las palabras del genin. —Además, si cae inconsciente, lo podremos llevar a la enfermería, y tras despertar podremos interrogarlo. Hay un sinfín de técnicas de interrogatorio. No veo motivos para actuar de forma imprudente, dándole la oportunidad de herir a otra persona.

»Alguien que asesina a sangre fría a un compañero, no merece clemencia alguna. Es la peor escoria.

Etsu luchaba consigo mismo, y realmente le pudo prestar poca o ninguna atención a lo que Geki y el chunin debatían. Quizás se habría puesto de parte de Geki, casi seguro que lo habría hecho... pero en su actual estado de ira contra sí mismo, no fue partícipe de una sola palabra. En su lugar, golpeó de nuevo el suelo, en más de una ocasión.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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RE: Pato! pato pato! pato pato! pato! pato pato pato! pato pato! pato pato! - por Inuzuka Etsu - 26/06/2019, 00:20


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