2/07/2019, 13:57
Rōga había recibido el ataque, pero aún mantenía la entereza suficiente como para contestar.
«Una… ¿serán dos?... ¡No, son tres!», conto Hanamura mientras las patadas bombardeaban con rugidos de rayo los costados de su compatriota.
La expresión de Daigo delataba el dolor paralizante que estaba sintiendo; sin embargo, su postura se mantuvo firme. Kazuma vio cómo se arrojaba a la búsqueda de conectar un nuevo golpe en la barbilla de Rōga, pero sus ojos demostraban haberlo engañado cuando la figura del contendiente de la hierba se tornó de un verde espectral y desapareció cual fantasma. Le tomo unos instantes el notar que el luchador verdadero había retrocedió y ahora tomaba un poderoso impulso, para atacar cual toro embravecido.
«Ese fue un movimiento simple, pero cambio por completo su ritmo de combate», juzgó, sorprendido por lo fácilmente que su capacidad de adaptarse a los ritmos había sido rota.
El nativo de Amegakure retrocedió ante la fuerza de un impacto que deshizo por completo su postura, y el novato le observaba tomar la apariencia del cazador acechante. De alguna manera, aquel combate le recordaba la ocasión en que vio como un lobo solitario atacaba un manso buey: Daigo era la bestia de fuerza bruta que atacaba de frente, poderosa pero carente de instinto asesino; mientras que Rōga era el cazador que debía de utilizar su astucia y ferocidad.
«Esto no pinta bien para Rōga-san, combatir de frente lo está poniendo en desventaja —juzgó con serenidad, pensando que acaso fuese cosa de orgullo—. Aunque si logra esperar el momento oportuno y apuntar al cuello… quizá pueda valerse de las artimañas del cazador»
«Una… ¿serán dos?... ¡No, son tres!», conto Hanamura mientras las patadas bombardeaban con rugidos de rayo los costados de su compatriota.
La expresión de Daigo delataba el dolor paralizante que estaba sintiendo; sin embargo, su postura se mantuvo firme. Kazuma vio cómo se arrojaba a la búsqueda de conectar un nuevo golpe en la barbilla de Rōga, pero sus ojos demostraban haberlo engañado cuando la figura del contendiente de la hierba se tornó de un verde espectral y desapareció cual fantasma. Le tomo unos instantes el notar que el luchador verdadero había retrocedió y ahora tomaba un poderoso impulso, para atacar cual toro embravecido.
«Ese fue un movimiento simple, pero cambio por completo su ritmo de combate», juzgó, sorprendido por lo fácilmente que su capacidad de adaptarse a los ritmos había sido rota.
El nativo de Amegakure retrocedió ante la fuerza de un impacto que deshizo por completo su postura, y el novato le observaba tomar la apariencia del cazador acechante. De alguna manera, aquel combate le recordaba la ocasión en que vio como un lobo solitario atacaba un manso buey: Daigo era la bestia de fuerza bruta que atacaba de frente, poderosa pero carente de instinto asesino; mientras que Rōga era el cazador que debía de utilizar su astucia y ferocidad.
«Esto no pinta bien para Rōga-san, combatir de frente lo está poniendo en desventaja —juzgó con serenidad, pensando que acaso fuese cosa de orgullo—. Aunque si logra esperar el momento oportuno y apuntar al cuello… quizá pueda valerse de las artimañas del cazador»
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)
