3/07/2019, 07:17
El Yotsuki continuaba vagando por Ōnindo, tal y cómo llevaba un buen tiempo haciéndolo. Tras una corta vida encerrado entre el acero y la perpetua lluvia, su ansia de conocer el mundo era difícil de saciar. Siempre repetía una y otra vez que era su última parada antes de regresar a su aldea natal, pero al final de cuentas tomaba otro destino distinto. 'De todas formas, Kurozuchi sensei debe estar metido en saber dónde haciendo saber que cosa acompañado de saber quién." En parte, le molestaba. Sentía una terrorífica ansiedad por llegar a superarse y ascender de rango, pero recordar los requisitos para la prueba era abrumante.
Pero hoy estaba para distraerse y dejar de pensar. Si bien pudo haber ido por el país del fuego para regresar a la tormenta, dió un innecesario rodeó con el fin de retornar al rayo a dar un paseo. No era que se sintiese atraído por la tierra de sus antepasados ni nada por el estilo. Simplemente, era curioso.
Tal cómo la nieve, la playa era algo ajeno a su cotidianidad. Era por ello que llegó hasta la orilla, donde el embravecido mar le esperaba. Dónde las olas se agitaban con fuerza, dónde finalmente sintió que era una experiencia... "Decepcionante" Estando ya finalmente ahí, sus expectativas de vieron tumbadas abajo al no encontrar nada especial.
Eso sí, el calor estaba jodidamente sofocante. "Al menos puedo nadar..." Dejó su carga a un lado, además de quitarse sus prendas de viaje a un lado salvo por una calzoneta de color azulado en detalles negros.
Estaba a punto de echarse al agua, cuando entrecerró los ojos ante la fuerte marea. "Pensándolo bien, puede ser riesgoso... Maldición, estar aquí solito no tiene sentido. No tengo nada que hacer en este sitio." Suspiró y caminó de regreso.
Tomó su guitarra y alzó la vista al sol, cubriéndose con la mano de los rayos solares. Finalmente, tomó el nada y se cubrió únicamente la cabeza. "Dicen que entre más clara la piel es más fácil quemarse. Y yo no quiero lucir como una tostada horneada" Se sentó bajo el abrigo de una roca inclinada y desenfundó su guitarra. "Esto lo pude hacer en cualquier otro sitio, pero quizás el cambio de ambiente me inspire distinto." Cerró los ojos y comenzó a rasgar las cuerdas, dejando que su mente viajaste a otros sitios. Era una canción relajada, que transmitía un sentimiento profundo, suave cómo la naturaleza pura sin la intervención de la palabra humana.
Pero hoy estaba para distraerse y dejar de pensar. Si bien pudo haber ido por el país del fuego para regresar a la tormenta, dió un innecesario rodeó con el fin de retornar al rayo a dar un paseo. No era que se sintiese atraído por la tierra de sus antepasados ni nada por el estilo. Simplemente, era curioso.
Tal cómo la nieve, la playa era algo ajeno a su cotidianidad. Era por ello que llegó hasta la orilla, donde el embravecido mar le esperaba. Dónde las olas se agitaban con fuerza, dónde finalmente sintió que era una experiencia... "Decepcionante" Estando ya finalmente ahí, sus expectativas de vieron tumbadas abajo al no encontrar nada especial.
Eso sí, el calor estaba jodidamente sofocante. "Al menos puedo nadar..." Dejó su carga a un lado, además de quitarse sus prendas de viaje a un lado salvo por una calzoneta de color azulado en detalles negros.
Estaba a punto de echarse al agua, cuando entrecerró los ojos ante la fuerte marea. "Pensándolo bien, puede ser riesgoso... Maldición, estar aquí solito no tiene sentido. No tengo nada que hacer en este sitio." Suspiró y caminó de regreso.
Tomó su guitarra y alzó la vista al sol, cubriéndose con la mano de los rayos solares. Finalmente, tomó el nada y se cubrió únicamente la cabeza. "Dicen que entre más clara la piel es más fácil quemarse. Y yo no quiero lucir como una tostada horneada" Se sentó bajo el abrigo de una roca inclinada y desenfundó su guitarra. "Esto lo pude hacer en cualquier otro sitio, pero quizás el cambio de ambiente me inspire distinto." Cerró los ojos y comenzó a rasgar las cuerdas, dejando que su mente viajaste a otros sitios. Era una canción relajada, que transmitía un sentimiento profundo, suave cómo la naturaleza pura sin la intervención de la palabra humana.