5/07/2019, 04:17
—Huh, bueno, lo que tú digas— admitió con resignación y se encogió de hombros. Si ella no quería halagos, ella se lo perdía.
Venían de dos mundos totalmente distintos, pero él podía ser permisivo con ella al ser alguien que le agradaba. Ranko era de las pocas personas con las cuales podía decir que había congeniado de buena manera. Con sus respectivos tropiezos, pero se llevaban bien. Luego de eso, la chica preguntó en qué ocupó su tiempo durante su recorrido que no fuese relajarse.
—Pues... ¡De todo un poco!— Extendió ambos brazos. —Tuve un duelo con un viejo colega que también es de Kusagakure. No sé si lo conoces, se apellida Tsukiyama. ¡Tiene un estilo de Taijutsu basado en puños! Nunca se lo he visto a nadie antes— Pegó nuevamente los brazos al cuerpo. —¡AH! Y también conocí a un tal Hanamura, que fue el réferi. Aunque el chico es una mezcla rara entre anciano y niño, dice cosas lúgubres pero a veces parece muy impresionable. Que por cierto, fue cerca del Puente Tenchi. ¿No te enteraste? ¡Alguien lo voló en pedazos! Cuando lo vi, estaba hecho un desastre y nadie supo decirme el porqué o quién lo causó— Negó con la cabeza. —También estuve en el paraje de bambú... Uh, pero esa es historia larga para otro día—"Además que no creo que sea buena idea decirle que un tipo que posiblemente sea un peligroso renegado me enseñó a fumar, no sería bien visto." —También fui a ver cómo estaba el puente Kannabi, que ese si estaba de una pieza. ¡Ahí conocí a un chico espadachín de la Espiral! Se presentó cómo Yoshimura y dijo que su sensei era un samurai, pero el tipo tenía tan mal carácter que nos terminó haciendo el feo a los dos. ¡Kuchiu!— pegó un brinco y asintió luego varias veces con la cabeza. —También he estado practicando con mi guitarra, que me enteré que en otoño habrá un festival musical en la capital de Hi No Kuni y pienso participar cueste lo que me cueste. He estado cantando en los caminos y tocando cuando me lo piden, pero aún no logro encontrar una canción adecuada para concursar... También he entrenado un poco... Hay una técnica que quiero dominar. ¡Estoy harto de ver que todos la conocen menos yo! Dicen que es muy complicada y que con mi nivel de chakra no podría realizarla correctamente. ¡pero yo creo estar a punto de conseguirlo!— Se frenó y se sentó de golpe en la arena, cruzándose de brazos.
Todas esas anécdotas se limitan al verano, aunque sus aventuras son muchas más. Entre tanto, tras descargar toda la energía que tenía contenida, escuchó atentamente a la castaña. Esta mencionó que su familia estaba cerca, ante lo cuál el genin de la luvia no tenía mucha idea sobre cómo reaccionar. Luego, fue girando lentamente su cabeza mientras observaba a la kunoichi caminar hasta el borde de la playa, dejando que la arena y el agua le acariciaran mientras sus cabellos eran peinados por el viento.
—Supongo que sí, este mar es muy distinto al lago de mi aldea. Porque bueno, en Amegakure hay un lago— Más bien que la aldea estaba en medio del lago, pera la idea era esa. —Yo no puedo relajarme cómo tú... No sé, incluso detesto esas cosas como la meditación... Creo que si no estoy haciendo algo, termino estresándome. Quizás podría decir que trabajar me relaja, jaja— bromeó alegre. —Tienes razón, contigo ya no tengo que preocuparme de ello— Se paró y caminó hasta quedar al lado de donde ella estaba parada, separados por un metro y medio mientras él se llevaba las manos a la cintura y observaba el horizonte. —Maldita sea, debí pedirle prestada su cámara a mí papá, así podría habernos tomado una foto para el recuerdo— Giró su cabeza hasta ella. —Lo que me da curiosidad es ver cómo se verá de noche, pues dicen que la luna causa que suban las mareas. Aunque lo que de verdad me interesa es ver el reflejo del cielo en el agua, pues dicen que es cómo un enorme espejo que refleja las estrellas.
»Siempre me gusta conocer lugares nuevos, pues muchos sitios de Ōnindo son muy raros comparado a Amegakure. Sólo solía verlos en fotografías o los entornos simulados en la academia, pero nada cómo presenciarlo en persona.
Venían de dos mundos totalmente distintos, pero él podía ser permisivo con ella al ser alguien que le agradaba. Ranko era de las pocas personas con las cuales podía decir que había congeniado de buena manera. Con sus respectivos tropiezos, pero se llevaban bien. Luego de eso, la chica preguntó en qué ocupó su tiempo durante su recorrido que no fuese relajarse.
—Pues... ¡De todo un poco!— Extendió ambos brazos. —Tuve un duelo con un viejo colega que también es de Kusagakure. No sé si lo conoces, se apellida Tsukiyama. ¡Tiene un estilo de Taijutsu basado en puños! Nunca se lo he visto a nadie antes— Pegó nuevamente los brazos al cuerpo. —¡AH! Y también conocí a un tal Hanamura, que fue el réferi. Aunque el chico es una mezcla rara entre anciano y niño, dice cosas lúgubres pero a veces parece muy impresionable. Que por cierto, fue cerca del Puente Tenchi. ¿No te enteraste? ¡Alguien lo voló en pedazos! Cuando lo vi, estaba hecho un desastre y nadie supo decirme el porqué o quién lo causó— Negó con la cabeza. —También estuve en el paraje de bambú... Uh, pero esa es historia larga para otro día—"Además que no creo que sea buena idea decirle que un tipo que posiblemente sea un peligroso renegado me enseñó a fumar, no sería bien visto." —También fui a ver cómo estaba el puente Kannabi, que ese si estaba de una pieza. ¡Ahí conocí a un chico espadachín de la Espiral! Se presentó cómo Yoshimura y dijo que su sensei era un samurai, pero el tipo tenía tan mal carácter que nos terminó haciendo el feo a los dos. ¡Kuchiu!— pegó un brinco y asintió luego varias veces con la cabeza. —También he estado practicando con mi guitarra, que me enteré que en otoño habrá un festival musical en la capital de Hi No Kuni y pienso participar cueste lo que me cueste. He estado cantando en los caminos y tocando cuando me lo piden, pero aún no logro encontrar una canción adecuada para concursar... También he entrenado un poco... Hay una técnica que quiero dominar. ¡Estoy harto de ver que todos la conocen menos yo! Dicen que es muy complicada y que con mi nivel de chakra no podría realizarla correctamente. ¡pero yo creo estar a punto de conseguirlo!— Se frenó y se sentó de golpe en la arena, cruzándose de brazos.
Todas esas anécdotas se limitan al verano, aunque sus aventuras son muchas más. Entre tanto, tras descargar toda la energía que tenía contenida, escuchó atentamente a la castaña. Esta mencionó que su familia estaba cerca, ante lo cuál el genin de la luvia no tenía mucha idea sobre cómo reaccionar. Luego, fue girando lentamente su cabeza mientras observaba a la kunoichi caminar hasta el borde de la playa, dejando que la arena y el agua le acariciaran mientras sus cabellos eran peinados por el viento.
—Supongo que sí, este mar es muy distinto al lago de mi aldea. Porque bueno, en Amegakure hay un lago— Más bien que la aldea estaba en medio del lago, pera la idea era esa. —Yo no puedo relajarme cómo tú... No sé, incluso detesto esas cosas como la meditación... Creo que si no estoy haciendo algo, termino estresándome. Quizás podría decir que trabajar me relaja, jaja— bromeó alegre. —Tienes razón, contigo ya no tengo que preocuparme de ello— Se paró y caminó hasta quedar al lado de donde ella estaba parada, separados por un metro y medio mientras él se llevaba las manos a la cintura y observaba el horizonte. —Maldita sea, debí pedirle prestada su cámara a mí papá, así podría habernos tomado una foto para el recuerdo— Giró su cabeza hasta ella. —Lo que me da curiosidad es ver cómo se verá de noche, pues dicen que la luna causa que suban las mareas. Aunque lo que de verdad me interesa es ver el reflejo del cielo en el agua, pues dicen que es cómo un enorme espejo que refleja las estrellas.
»Siempre me gusta conocer lugares nuevos, pues muchos sitios de Ōnindo son muy raros comparado a Amegakure. Sólo solía verlos en fotografías o los entornos simulados en la academia, pero nada cómo presenciarlo en persona.