8/07/2019, 04:19
—Sasagani, ¿eh? No me suena en realidad, pero lo recordaré— Con él, ya sería el tercero de Kusagakure que escuchaba que tenía algún tipo especial de Taijutsu. Daigo con los puños, Ranko con las patadas y ahora el tal Yota que también empleaba el Raiton. "Hanamura y Geki son las excepciones que conozco. ¿Será que en Kusa se enfocan en el Taijutsu?" Meditó para sí. "Puedo aprender muchas cosas de los shinobi de otras aldeas." Siempre buscaba sacar algo de provecho a sus interacciones con los demás.
Luego, notó como Ranko desviaba la mirada a la lejanía, y fue ahí donde notó la presencia de otra chica que tenía un vibrante color rojizo. "Oh, debe ser ella. ¿Su familia estaba tan cerca de aquí?" No se le pasó por la cabeza pese a que la propia Ranko le dijo que venía acompañada por las vacaciones. "Nunca..." Cuando la kunoichi se cruzó de brazos, el Yotsuki se repitió esa palabra por la cabeza, haciendo una extraña relación. "Parece que ella también tiene sus propios muros para tirar abajo." En ese momento, más que en cualquier otro, sintió que tenía algo en común con la muchacha. Ambos enfrentaban distintos obstáculos, pero ambos estaban ahí, negándose a rendirse. "Lo de ella podría parecer mucho más frustrante, pues es su hermana y tiene que estar junto a ella todo el tiempo, aunque no parece que le guarde algún tipo de rencor." El genin de la lluvia sonrió.
—Rápida y fuerte, hmmm— Se llevó la mano al mentón, pensativo. —Imagino que entonces vos estás buscando la manera de enfrentarla y vencerla pero a tu manera, sin imitar su forma de luchar— Asintió con la cabeza. Pues ahí podía darse cuenta de que Ranko no era la sombra de su hermana, sino que su orgullo le hizo trazar un camino distinto para mantener su propio honor y así superarla algún día. Aquello le parecía algo muy honorable. —¿Sabes algo? Hay una frase de mí mamá que creo que puede aplicarse a tú caso. Ella me enseñó que aunque pierda no significa que yo sea más débil. Durante mucho tiempo no entendí esas palabras hasta que...— se detuvo un instante. —Mierda, ¿cómo demonios lo explico sin que parezca que soy un loco?— Agachó la cabeza y empezó a dar toques con su pie derecho en el suelo, salpicando algo de agua. —¿Tú creerías que es posible que un humano pueda derrotar a un dios?— Alzó la vista, serio, muy muy serio.
»Aunque te parezca que sólo soy un mentiroso o me lo inventé. Pero juro en el nombre de todos mis ancestros que me enfrenté a uno. No era un tipo con complejo de dios, ni alguien cuyo poder pudiese parecer imposible de alcanzar. Lo digo en el sentido más literal de la palabra ¡Era un shinigami real! Era algo más allá de todo lo que conocía de este mundo.
Si a él mismo le hubiesen dicho algo cómo eso un año atrás, sin duda pensaría que era la sandez más inverosímil de su vida. Sin embargo, podía dar fe de que no fue un sueño. Sólo esperaba que Ranko no lo mandase al diablo ahí mismo.
Luego, notó como Ranko desviaba la mirada a la lejanía, y fue ahí donde notó la presencia de otra chica que tenía un vibrante color rojizo. "Oh, debe ser ella. ¿Su familia estaba tan cerca de aquí?" No se le pasó por la cabeza pese a que la propia Ranko le dijo que venía acompañada por las vacaciones. "Nunca..." Cuando la kunoichi se cruzó de brazos, el Yotsuki se repitió esa palabra por la cabeza, haciendo una extraña relación. "Parece que ella también tiene sus propios muros para tirar abajo." En ese momento, más que en cualquier otro, sintió que tenía algo en común con la muchacha. Ambos enfrentaban distintos obstáculos, pero ambos estaban ahí, negándose a rendirse. "Lo de ella podría parecer mucho más frustrante, pues es su hermana y tiene que estar junto a ella todo el tiempo, aunque no parece que le guarde algún tipo de rencor." El genin de la lluvia sonrió.
—Rápida y fuerte, hmmm— Se llevó la mano al mentón, pensativo. —Imagino que entonces vos estás buscando la manera de enfrentarla y vencerla pero a tu manera, sin imitar su forma de luchar— Asintió con la cabeza. Pues ahí podía darse cuenta de que Ranko no era la sombra de su hermana, sino que su orgullo le hizo trazar un camino distinto para mantener su propio honor y así superarla algún día. Aquello le parecía algo muy honorable. —¿Sabes algo? Hay una frase de mí mamá que creo que puede aplicarse a tú caso. Ella me enseñó que aunque pierda no significa que yo sea más débil. Durante mucho tiempo no entendí esas palabras hasta que...— se detuvo un instante. —Mierda, ¿cómo demonios lo explico sin que parezca que soy un loco?— Agachó la cabeza y empezó a dar toques con su pie derecho en el suelo, salpicando algo de agua. —¿Tú creerías que es posible que un humano pueda derrotar a un dios?— Alzó la vista, serio, muy muy serio.
»Aunque te parezca que sólo soy un mentiroso o me lo inventé. Pero juro en el nombre de todos mis ancestros que me enfrenté a uno. No era un tipo con complejo de dios, ni alguien cuyo poder pudiese parecer imposible de alcanzar. Lo digo en el sentido más literal de la palabra ¡Era un shinigami real! Era algo más allá de todo lo que conocía de este mundo.
Si a él mismo le hubiesen dicho algo cómo eso un año atrás, sin duda pensaría que era la sandez más inverosímil de su vida. Sin embargo, podía dar fe de que no fue un sueño. Sólo esperaba que Ranko no lo mandase al diablo ahí mismo.