10/07/2019, 23:41
(Última modificación: 10/07/2019, 23:48 por King Roga. Editado 2 veces en total.)
Era temprano en la mañana, siendo que el joven protagonista de esta historia decidió partir a primera hora del amanecer, aún cuando el sol siempre se mantenía oculto atrás de las perpetuas nubes que adornaban el cielo de la Tormenta.
No había señales en el cielo para adivinar la hora, pero el tic tac del reloj de la pared indicaban que habían pasado tres minutos desde las seis de la mañana. Por ende, no había demasiados transeúntes aún en el sitio. Más que pereza a madrugar, era miedo. La disciplina era vital para todo ninja de la lluvia, más sin embargo, los que eran conscientes y precavidos de la leyenda, temían encontrarse con el Fantasma de la secretaría y evitaban rondar en las horas de obscuridad.
Era por ello que Kouji sería de los primeros en llegar.
Del otro lado del escritorio, le esperaría un muchacho de piel oscura y músculos marcados, con unos ojos azulados y enigmáticos como el cielo que siempre se esconde en Amegakure. Era Yuki Yuko, aunque sabemos que lo Yuki se le acababa en el apellido.
Él chūnin le recibió con una sonrisa y alzando la ceja. No recordaba haber visto a Kouji antes, además de que parecía bastante mayor respecto a la edad de los genin promedio con los que solía tratar.
—Bueno bueno, ¿qué tenemos aquí?— dijo alegre. De inmediato se agachó para buscar algo en los cajones del escritorio, sacando un folio con varios documentos dentro. Este tenía el símbolo de la aldea de la lluvia al frente, además de que podía leerse la palabra Expedientes en la portada. —Creo que nunca te había visto por acá. Yo soy Yuki Yuko, ¿cómo te llamas?— preguntó sin perder el tono jovial, a la expectativa de la respuesta del recién llegado.
Debía cerciorarse de algo antes de poder entregarle un pergamino.