12/07/2019, 05:25
—Mi experiencia me ha enseñado a nunca subestimar a nadie— Respondió girando su cabeza. Algunos podrían pensar que era una palabra muy grande para un niño que apenas estaba en sus once. Aún así, las vivencias que tenía en su historial eran más que dignas de las historias de guerreros legendarios. Era más que consciente, de que existían ninjas mucho más poderosos que él, pero mantenía firme su postura de que nadie era invencible a pesar de ello. De una u otra forma, su experiencia en el País del Viento le enseñó que el más fuerte puede caer, y el más débil perseverar. —Además. La pregunta era si podía llegar a lastimarla, nunca hablé de vencerla o tal, que eso fue lo que usted pareció entender— se encogió de hombros y sonrió cínico para desentenderse del asunto.
Ranko se adelantó para recriminarle el tono que estaba empleando con Komachi. No se lo dijo literalmente, pero su actitud así lo demostraba. "Y eso que me moderé." Dijo para sí, que de haber querido podría comportarse cómo un verdadero patán.
Prestó atención a la mujer, pasando a Ranko. "Se ve incómoda..." No sabía a ciencia cierta si estaba enojada o avergonzada. "Quizás ambas." Con tal de no empeorar la situación, mejor iba a dedicarse a seguirle la corriente a Komachi sin tomárselo tan personal, con tal de que no pasase a mayores. "Será necia esta mujer." Bufó para sus adentros mientras por fuera se mantenía sonriente y calmado.
Por suerte, la siguiente pregunta fue una que podía responder fácilmente sin cortarse, pues dio por sentado que se refería a las habilidades de su hija.
—Pienso que es una kunoichi habilidosa. No sólo por su estilo único de pelea, sino porque me demostró que sabe disponer de los recursos de su entorno y sacar provecho a sus técnicas más allá de los fines para los que fueron pensadas. Y esas piernas dan miedo— remató con tono juguetón.
Debía admitir que la castaña era más ingeniosa que él para utilizar estrategias con el ninjutsu, además que en fuerza bruta claramente estaba muy por encima de él.
Ranko se adelantó para recriminarle el tono que estaba empleando con Komachi. No se lo dijo literalmente, pero su actitud así lo demostraba. "Y eso que me moderé." Dijo para sí, que de haber querido podría comportarse cómo un verdadero patán.
Prestó atención a la mujer, pasando a Ranko. "Se ve incómoda..." No sabía a ciencia cierta si estaba enojada o avergonzada. "Quizás ambas." Con tal de no empeorar la situación, mejor iba a dedicarse a seguirle la corriente a Komachi sin tomárselo tan personal, con tal de que no pasase a mayores. "Será necia esta mujer." Bufó para sus adentros mientras por fuera se mantenía sonriente y calmado.
Por suerte, la siguiente pregunta fue una que podía responder fácilmente sin cortarse, pues dio por sentado que se refería a las habilidades de su hija.
—Pienso que es una kunoichi habilidosa. No sólo por su estilo único de pelea, sino porque me demostró que sabe disponer de los recursos de su entorno y sacar provecho a sus técnicas más allá de los fines para los que fueron pensadas. Y esas piernas dan miedo— remató con tono juguetón.
Debía admitir que la castaña era más ingeniosa que él para utilizar estrategias con el ninjutsu, además que en fuerza bruta claramente estaba muy por encima de él.