13/07/2019, 04:20
Las dudas de Kouji no le permitieron plantearle su inquietud a Yuko. Sin embargo, aunque lo hubiese hecho, no es que en la armería de la aldea guardasen anestesia de ese tipo en general, por lo que de todas formas lo hubiesen terminando mandando a conseguirlo a otro lado de todas formas.
El joven se encaminó al hospital en búsqueda de su madre o de algún otro profesional en el campo. Sin embargo, el tipo de sedante que se utilizaba para los humanos era distinto al que se utilizaba en veterinaria. Pero, para su buena fortuna, el joven genin no tardaría en encontrar a su madre que por suerte no estaba atendiendo ninguna emergencia en esos momentos. Parecía ser un día calmo en el hospital de Amegakure y algunos de sus trabajadores podían darse el lujo de darse un desvío de sus actividades sin que acarrease alguna consecuencia negativa.
Sería justamente en la recepción del hospital donde encontraría a su madre, cerca de algunas enfermeras que estaban platicando tranquilamente en el sitio. Quizás podrían darle alguna buena indicación.
—Ay, el otro día me quedé sola en el turno de la noche. Hubo un fallo con las luces del pasillo del segundo piso y sentí que alguien venía en la dirección contraria... Tragué saliva y me adelanté, ¡cuando de pronto algo me saltó y me agarró de la cintura!— Explicaba una jovencita de las que laboraba en el sitio. —Era el anciano que no tenía su silla de ruedas a la mano y se salió de su habitación arrastrándose, vociferando que su cama estaba incómoda.
La otra chica presente rió.
—Mira el lado bueno, pudo ser peor. Imagínate que te hubieses topado con Zetsuo-san en el corredor— Rió la otra mujer.
El joven se encaminó al hospital en búsqueda de su madre o de algún otro profesional en el campo. Sin embargo, el tipo de sedante que se utilizaba para los humanos era distinto al que se utilizaba en veterinaria. Pero, para su buena fortuna, el joven genin no tardaría en encontrar a su madre que por suerte no estaba atendiendo ninguna emergencia en esos momentos. Parecía ser un día calmo en el hospital de Amegakure y algunos de sus trabajadores podían darse el lujo de darse un desvío de sus actividades sin que acarrease alguna consecuencia negativa.
Sería justamente en la recepción del hospital donde encontraría a su madre, cerca de algunas enfermeras que estaban platicando tranquilamente en el sitio. Quizás podrían darle alguna buena indicación.
—Ay, el otro día me quedé sola en el turno de la noche. Hubo un fallo con las luces del pasillo del segundo piso y sentí que alguien venía en la dirección contraria... Tragué saliva y me adelanté, ¡cuando de pronto algo me saltó y me agarró de la cintura!— Explicaba una jovencita de las que laboraba en el sitio. —Era el anciano que no tenía su silla de ruedas a la mano y se salió de su habitación arrastrándose, vociferando que su cama estaba incómoda.
La otra chica presente rió.
—Mira el lado bueno, pudo ser peor. Imagínate que te hubieses topado con Zetsuo-san en el corredor— Rió la otra mujer.