20/07/2019, 01:34
Lo que sucedía en el interior de aquel modesto establecimiento era visible a través de un amplio ventanal que se extendía desde la entrada, ubicada a un lado, hasta el límite del otro local adyacente. La construcción estaba elevada un metro por encima del nivel de la calle, por lo que se podía observar lo que estaba pasando adentro pese a la cantidad de personas. Excepto por el frente, que lucía un toldo estilo bar de ramen con colores llamativos, la decoración era tradicional, con suelos pulidos de madera y paredes de tatami.
Saltaba a la vista una mesa alargada que se extendía de un lado a otro a lo ancho de las vistas, con tres asientos dispuestos de tal forma que los comensales encaran a la multitud. Por los comentarios y murmullos de los espectadores, era evidente de que se trataba de alguna especie de competencia de comida.
—Oh… no—Mientras se abría paso entre la muchedumbre, se detuvo en seco dándose cuenta de que ya había empezado el evento. Se dio un tiempo para analizar la situación actual de la competencia.
Los tres comensales hace rato habían empezado a hacer lo suyo. Curiosamente, solo había un plato servido en cada puesto. Nada muy especial a simple vista, curry acompañado con arroz. Solo quien competía en el asiento de la derecha estaba cerca de terminarlo. A todas luces era una persona con sobrepeso, lo que no quedaba claro era su genero. A simple vista y por sus facciones, era difícil distinguir si era un hombre o una mujer, además de que el cabello rizado de color marrón y recogido en una cola complicaba aún más esa tarea. Iba sin ningún tipo de prisa, pero mantenía un inefable gesto de concentración en su semblante.
El del centro apenas se había comido la mitad; un hombre joven de aspecto fuerte. Sí hacía algo de calor, pero el sujeto estaba sudando a chorros mientras se llevaba a la boca cucharadas de arroz sobre condimentado, a pulso tembloroso. Su cara delataba que no lo estaba pasando bien.
El último comensal, el de la izquierda, pues… se hallaba indispuesto.
—¡¡ABRAN PASO!!— Se oyó la voz de una mujer que apartaba a las personas de la entrada del establecimiento. A continuación, la gente permitió la salida de un grupo de hombres que sacaba en brazos al último participante, con la respiración acelerada, bañado en sudor y con el rostro rojo como un tomate. Descompensado y al borde del desvarío. Mientras tanto, al publico parecía preocuparle más la tensión por ver el desenlace entre los dos competidores restantes que el infortunio del que ahora se retiraba forzosamente.
«¡Es ella!» Kouji se percató de su presencia. Le dio paso al primer perdedor de esa temporada sin mayores miramientos cuando pasó junto a él, y en seguida se daba a la aparatosa tarea de llegar hasta la organizadora de aquella competencia.
—El imprudente se comió el curry de una sola tacada ¿Cómo no iba a perder el conocimiento? — Murmuraba la señora con una persona que tenía al lado, entablando conversación en un tono más bien cómico, mientras el “imprudente” se alejaba de ese escenario en busca de ayuda médica.
Desde su posición elevada, recargada en el borde de la entrada, la Tía Onome tenía una visión privilegiada sobre la multitud. Fue así como sus ojos dieron con la muchacha de cabello oscuro y llamativa presencia, deteniéndose con cara cognitiva a hilar sus recuerdos. Tras unos instantes absorta del bullicio, se da cuenta de quién es y trata de llamar su atención, haciendo señas para que se acerque.
Saltaba a la vista una mesa alargada que se extendía de un lado a otro a lo ancho de las vistas, con tres asientos dispuestos de tal forma que los comensales encaran a la multitud. Por los comentarios y murmullos de los espectadores, era evidente de que se trataba de alguna especie de competencia de comida.
—Oh… no—Mientras se abría paso entre la muchedumbre, se detuvo en seco dándose cuenta de que ya había empezado el evento. Se dio un tiempo para analizar la situación actual de la competencia.
Los tres comensales hace rato habían empezado a hacer lo suyo. Curiosamente, solo había un plato servido en cada puesto. Nada muy especial a simple vista, curry acompañado con arroz. Solo quien competía en el asiento de la derecha estaba cerca de terminarlo. A todas luces era una persona con sobrepeso, lo que no quedaba claro era su genero. A simple vista y por sus facciones, era difícil distinguir si era un hombre o una mujer, además de que el cabello rizado de color marrón y recogido en una cola complicaba aún más esa tarea. Iba sin ningún tipo de prisa, pero mantenía un inefable gesto de concentración en su semblante.
El del centro apenas se había comido la mitad; un hombre joven de aspecto fuerte. Sí hacía algo de calor, pero el sujeto estaba sudando a chorros mientras se llevaba a la boca cucharadas de arroz sobre condimentado, a pulso tembloroso. Su cara delataba que no lo estaba pasando bien.
El último comensal, el de la izquierda, pues… se hallaba indispuesto.
—¡¡ABRAN PASO!!— Se oyó la voz de una mujer que apartaba a las personas de la entrada del establecimiento. A continuación, la gente permitió la salida de un grupo de hombres que sacaba en brazos al último participante, con la respiración acelerada, bañado en sudor y con el rostro rojo como un tomate. Descompensado y al borde del desvarío. Mientras tanto, al publico parecía preocuparle más la tensión por ver el desenlace entre los dos competidores restantes que el infortunio del que ahora se retiraba forzosamente.
«¡Es ella!» Kouji se percató de su presencia. Le dio paso al primer perdedor de esa temporada sin mayores miramientos cuando pasó junto a él, y en seguida se daba a la aparatosa tarea de llegar hasta la organizadora de aquella competencia.
—El imprudente se comió el curry de una sola tacada ¿Cómo no iba a perder el conocimiento? — Murmuraba la señora con una persona que tenía al lado, entablando conversación en un tono más bien cómico, mientras el “imprudente” se alejaba de ese escenario en busca de ayuda médica.
Desde su posición elevada, recargada en el borde de la entrada, la Tía Onome tenía una visión privilegiada sobre la multitud. Fue así como sus ojos dieron con la muchacha de cabello oscuro y llamativa presencia, deteniéndose con cara cognitiva a hilar sus recuerdos. Tras unos instantes absorta del bullicio, se da cuenta de quién es y trata de llamar su atención, haciendo señas para que se acerque.
— Hablo « Pienso »
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