El perro observó de reojo al muchacho, al mismo tiempo que la mujer dejaba la taza en la mesa. Cruzó las piernas y se reclinó, mientras las comisuras de sus labios descendían, borrando la afable sonrisa que hasta el momento mostró con el chico.
—¿No estudiaste Ninjutsu médico con Naobu?— contestó sin atender primero la solicitud del joven. —Todos los shinobi médicos suelen tener un kit con los instrumentos necesarios en todo momento. ¿Acaso tú no?
—Lo que faltaba— bufó el perro para luego levantarse y caminar hasta quedar frente a Kouji. —¿Sabes siquiera cómo poner una inyección?— increpó el animal.
La morena se llevó la palma a la cara y negó. Ahora entendía porqué la madre insistió en hacer el papeleo. Iba a ser un poco difícil asumir las responsabilidades de que alguien sin los conocimientos estuviera manipulando sustancias y equipo.
—¿No estudiaste Ninjutsu médico con Naobu?— contestó sin atender primero la solicitud del joven. —Todos los shinobi médicos suelen tener un kit con los instrumentos necesarios en todo momento. ¿Acaso tú no?
—Lo que faltaba— bufó el perro para luego levantarse y caminar hasta quedar frente a Kouji. —¿Sabes siquiera cómo poner una inyección?— increpó el animal.
La morena se llevó la palma a la cara y negó. Ahora entendía porqué la madre insistió en hacer el papeleo. Iba a ser un poco difícil asumir las responsabilidades de que alguien sin los conocimientos estuviera manipulando sustancias y equipo.