25/07/2019, 00:39
Aún con las dudas que presentaba la kunoichi, más pronto que tarde estas se disiparon cuando el padre de ella empezó a llamarlos desde la lejanía. Rōga asintió varias veces y se dispuso a seguir a Ranko dando saltitos en la arena, escuchando las palabras de Ranko respecto a sus familiares. Sin embargo, le llamó la atención que ella mencionara haber tenido un encontronazo con su hermana. "¿Pelear? No creo que se refiera a un entrenamiento como tal. ¿Pero por qué me está contando esto?" De todas formas, el genin de la lluvia solía mantenerse sereno y relajado. No importaba mucho que le provocasen. De ahí, no creía que fuese a tener problemas con el padre o la madre.
Estando ya cerca, notó la abundancia de comida, además que alguien más estaba preparando un asado. "Un momento. ¿Ranko tiene sirvientes? ¿ACASO ES UNA NIÑA RICA?" No lo exteriorizó, pero nunca de los nuncas se imagino algo cómo eso. "Aunque eso explica en parte sus formalismos tan marcados."
Antes de decir nada, fue el propio padre de familia quién tomó la iniciativa de presentarse y saludar al muchacho. Aquel gesto tan simple le agradó al de cabellos multicolor, pues le agradaba la gente que era xtrovertida y social al igual que él.
Con toda la confianza del mundo, iba a corresponder el saludo, aunque claro, Rōga no iba a hacerlo de la forma normal. Oh, no señor.
—Un gusto, yo soy...
Con gallardía, flexionó la rodilla izquierda y la apoyó en el suelo mientras mantenía el pie derecho en el piso. Se giró para que le viese de perfil sin perder su sonrisa. Arqueó entonces la espalda lo más que pudo sin perder el equilibrio, al punto que sus cabellos cayeran hacía atrás. Empuñó la zurda y la cruzó tras su espalda, para finalmente extender la diestra y tomar la mano de Kizaemon.
—King Rōga~ correspondería el apretón de manos de arriba a abajo sin perder su pose.
Quizás la de la Hierba no debió pensar que de todos los locos, el Lobo era el de los tornillos más flojos.
Estando ya cerca, notó la abundancia de comida, además que alguien más estaba preparando un asado. "Un momento. ¿Ranko tiene sirvientes? ¿ACASO ES UNA NIÑA RICA?" No lo exteriorizó, pero nunca de los nuncas se imagino algo cómo eso. "Aunque eso explica en parte sus formalismos tan marcados."
Antes de decir nada, fue el propio padre de familia quién tomó la iniciativa de presentarse y saludar al muchacho. Aquel gesto tan simple le agradó al de cabellos multicolor, pues le agradaba la gente que era xtrovertida y social al igual que él.
Con toda la confianza del mundo, iba a corresponder el saludo, aunque claro, Rōga no iba a hacerlo de la forma normal. Oh, no señor.
—Un gusto, yo soy...
Con gallardía, flexionó la rodilla izquierda y la apoyó en el suelo mientras mantenía el pie derecho en el piso. Se giró para que le viese de perfil sin perder su sonrisa. Arqueó entonces la espalda lo más que pudo sin perder el equilibrio, al punto que sus cabellos cayeran hacía atrás. Empuñó la zurda y la cruzó tras su espalda, para finalmente extender la diestra y tomar la mano de Kizaemon.
—King Rōga~ correspondería el apretón de manos de arriba a abajo sin perder su pose.
Quizás la de la Hierba no debió pensar que de todos los locos, el Lobo era el de los tornillos más flojos.