27/07/2019, 18:06
Kizaemon no dejaba de estar fascinado por Rōga. No sólo era la primera vez que se encontraba con un Yotsuki, sino que éste era diferente al resto de su clan. Además, la manera en la que hablaba le parecía de lo más adecuada.
—¡Una técnica ritual para demostrar que alguien es digno! ¡Fascinante! Debe ser difícil encontrar a alguien con la habilidad precisa, ¿Estoy en lo cierto?
Uno de los sirvientes acomodó algunos tazones poco profundos sobre las mantas y vertió distintas salsas en cada uno de ellos. Luego colocó platos cuadrados para cada miembro de la familia, incluido el invitado, así como sendos juegos de palillos. Justo después, el que estaba asando las carnes se acercó con una bandeja de viandas cortadas, jugosas y ligeramente humeantes, y la colocó en el centro de todo.
—Adelante, Rōga-kun, sírvete cuanto… —Pero Komachi fue interrumpida por su hija pelirroja.
—¡Piensa rápido! —Tan veloz como sus técnicas de Raiton, Kuumi se lanzó con plato y palillos en mano, tomó unas cuantas de tiras de carne, las remojó rápidamente en una de las salsas y las colocó en su plato. Luego se sentó de nuevo en su lugar.
Komachi alzó una ceja sin darle mucha importancia, pero Kizaemon parecía algo molesto.
— Kuu-chan… —comenzó Ranko.
—¿Qué? —Kuumi masticaba ya.
—Kuumi, querida. Lo ideal sería que el invitado se sirviese primero. —El regaño del padre no se notaba muy severo, pero sí iba en serio.
—Mj. O shento. —dijo de mala gana, sin voltearse y sin dejar de comer.
Kizaemon carraspeó y siguió.
—En fin… Siendo un linaje de Raikages de Kumogakure, imagino que sus técnicas estarán imbuidas del Rayo. Mestizo o no, ¡Una gota de sangre de un rey no se pierde tan fácilmente!
Kizaemon rió mientras se acercaba a tomar algo de carne, seguido de Komachi y Ranko, en ese orden. Ésta última se sentía muy tranquila, y se notaba en su expresión. A pesar de lo pasivamente agresiva que su hermana estaba siendo, el que sus padres y su amigo Amejin se llevaran tan bien realmente le calmó el espíritu.
—¡Una técnica ritual para demostrar que alguien es digno! ¡Fascinante! Debe ser difícil encontrar a alguien con la habilidad precisa, ¿Estoy en lo cierto?
Uno de los sirvientes acomodó algunos tazones poco profundos sobre las mantas y vertió distintas salsas en cada uno de ellos. Luego colocó platos cuadrados para cada miembro de la familia, incluido el invitado, así como sendos juegos de palillos. Justo después, el que estaba asando las carnes se acercó con una bandeja de viandas cortadas, jugosas y ligeramente humeantes, y la colocó en el centro de todo.
—Adelante, Rōga-kun, sírvete cuanto… —Pero Komachi fue interrumpida por su hija pelirroja.
—¡Piensa rápido! —Tan veloz como sus técnicas de Raiton, Kuumi se lanzó con plato y palillos en mano, tomó unas cuantas de tiras de carne, las remojó rápidamente en una de las salsas y las colocó en su plato. Luego se sentó de nuevo en su lugar.
Komachi alzó una ceja sin darle mucha importancia, pero Kizaemon parecía algo molesto.
— Kuu-chan… —comenzó Ranko.
—¿Qué? —Kuumi masticaba ya.
—Kuumi, querida. Lo ideal sería que el invitado se sirviese primero. —El regaño del padre no se notaba muy severo, pero sí iba en serio.
—Mj. O shento. —dijo de mala gana, sin voltearse y sin dejar de comer.
Kizaemon carraspeó y siguió.
—En fin… Siendo un linaje de Raikages de Kumogakure, imagino que sus técnicas estarán imbuidas del Rayo. Mestizo o no, ¡Una gota de sangre de un rey no se pierde tan fácilmente!
Kizaemon rió mientras se acercaba a tomar algo de carne, seguido de Komachi y Ranko, en ese orden. Ésta última se sentía muy tranquila, y se notaba en su expresión. A pesar de lo pasivamente agresiva que su hermana estaba siendo, el que sus padres y su amigo Amejin se llevaran tan bien realmente le calmó el espíritu.
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