31/07/2019, 16:35
Quién lo diría. Que aquella simple misión se acabase de convertir en un infierno personal para la joven Sarutobi, una odisea poco más que fantástica y casi ridícula pero cuyas consecuencias podían ser más graves de lo que alguien pudiese llegar a creer. Tras no encontrar nada en los lugares apropiados, se aventuró entonces a buscar bajo los distintos colchones el ansiado cuaderno.
Es así, que mundos aún más extraños y únicos estarían ante sus ojos. Bajo la primera cama, calzoncillos viejos sin lavar, bajo la segunda, un tesoro de puro oro en chocolates. La tercera tenía una suerte de muñeco raro de tela con alfileres, que sepa judas para que serviría. Algunos dirían que el cuatro es de mala suerte, pero no sería así en el caso de Hikaru. En la cuarta cama hallaría el susodicho cuaderno de notas del profesor, junto a otros que parecían ser de niños de otras secciones por las etiquetas en ellos. Aparentemente el del sensei no era el único que había sido robado.
Es así, que mundos aún más extraños y únicos estarían ante sus ojos. Bajo la primera cama, calzoncillos viejos sin lavar, bajo la segunda, un tesoro de puro oro en chocolates. La tercera tenía una suerte de muñeco raro de tela con alfileres, que sepa judas para que serviría. Algunos dirían que el cuatro es de mala suerte, pero no sería así en el caso de Hikaru. En la cuarta cama hallaría el susodicho cuaderno de notas del profesor, junto a otros que parecían ser de niños de otras secciones por las etiquetas en ellos. Aparentemente el del sensei no era el único que había sido robado.