4/08/2019, 06:50
Al final, todos se confabularon para que el duelo se diese de una u otra forma. El Yotsuki no era muy de hacer ejercicio con el estómago lleno, más is comía algo pesado como carne, así que decidió recatarse y no atragantarse como de costumbre. "No voy a llenarme, ¡kuchiuuu!" Se lamentó no poder disfrutar de su carnívoro festín a cabalidad.
Al tiempo luego de una amena charla, decidieron finalmente que era hora de realizar el enfrentamiento, siendo la kunoichi castaña la que tomó la iniciativa de ponerse en pie, mientras él asentía con la cabeza y caminaba hasta su posición. "Cuanto habrá mejorado ella, cuánto habré mejorado yo." No importaba cuanto entrenase; la única manera de comprobar cuanto había progresado era entrar a terreno y actuar.
—Si bien dije que no estoy satisfecho con mis entrenamientos, déjame decirte que no he desperdiciado el tiempo. Han sido seis meses desde aquel entonces, ¡es hora de quitarse el polvo de encima!— Aunque en realidad, no podía decirse que estaba oxidado en lo absoluto.
Se posiciono a unos siete metros de distancia, cerrando los ojos formando el sello de confrontación. Al abrirlos, de inmediato pasó a su postura de batalla. La kunoichi ya conocía aquel estilo poco tradicional, con las manos abiertas y los dedos curvados. El brazo diestro al frente y la zurda en la espalda con las piernas flexionadas. Cualquiera que tuviera noción mínima del taijutsu, notaría que era un kata anormal.
—C'mon!— exclamó afilando su mirada y enseñando los dientes.
Y sin embargo, no se movió.
La última vez, el feroz lobo se abalanzó con rabia hasta el conejo. Lo persiguió, lo acorraló y finalmente lo mordió, aunque su propio error le hizo soltar a la presa. Esta vez el salvaje lobo permaneció en su sitio, calmado pero acechante. Oh, el cachorro ya no buscaba jugar con sus presas. Ahora su danza era distinta, que no cadenciosa ni veloz, sino precisa y violenta. Era por ello que iba a ser paciente, sin esforzarse más de la cuenta con acciones inútiles. Su expresión era siniestra, cómo si de pronto sólo quisiera destrozar a Ranko. Aún con público, en ese momento era que cómo si no existiesen.
Vida
–
Chakra
–
Al tiempo luego de una amena charla, decidieron finalmente que era hora de realizar el enfrentamiento, siendo la kunoichi castaña la que tomó la iniciativa de ponerse en pie, mientras él asentía con la cabeza y caminaba hasta su posición. "Cuanto habrá mejorado ella, cuánto habré mejorado yo." No importaba cuanto entrenase; la única manera de comprobar cuanto había progresado era entrar a terreno y actuar.
—Si bien dije que no estoy satisfecho con mis entrenamientos, déjame decirte que no he desperdiciado el tiempo. Han sido seis meses desde aquel entonces, ¡es hora de quitarse el polvo de encima!— Aunque en realidad, no podía decirse que estaba oxidado en lo absoluto.
Se posiciono a unos siete metros de distancia, cerrando los ojos formando el sello de confrontación. Al abrirlos, de inmediato pasó a su postura de batalla. La kunoichi ya conocía aquel estilo poco tradicional, con las manos abiertas y los dedos curvados. El brazo diestro al frente y la zurda en la espalda con las piernas flexionadas. Cualquiera que tuviera noción mínima del taijutsu, notaría que era un kata anormal.
—C'mon!— exclamó afilando su mirada y enseñando los dientes.
Y sin embargo, no se movió.
La última vez, el feroz lobo se abalanzó con rabia hasta el conejo. Lo persiguió, lo acorraló y finalmente lo mordió, aunque su propio error le hizo soltar a la presa. Esta vez el salvaje lobo permaneció en su sitio, calmado pero acechante. Oh, el cachorro ya no buscaba jugar con sus presas. Ahora su danza era distinta, que no cadenciosa ni veloz, sino precisa y violenta. Era por ello que iba a ser paciente, sin esforzarse más de la cuenta con acciones inútiles. Su expresión era siniestra, cómo si de pronto sólo quisiera destrozar a Ranko. Aún con público, en ese momento era que cómo si no existiesen.
Estado de Rōga
Vida
200/200
Chakra
190/190