6/08/2019, 18:44
(Última modificación: 6/08/2019, 19:35 por Sasagani Yota. Editado 1 vez en total.)
—No se equivoque conmigo
Fruncí el ceño tras la sorpresiva respuesta que recibimos de Ayame. Kumokichi resopló.
Sacaré a la señorita de aquí, pero no colaboraré con usted. Ni con ningún otro... ninguna otra persona —se corrigió, antes de girar sobre sus talones y darle la espalda—. No los necesito.
Saltó y escaló aquel árbol. claro, aquella era la única salida posible... Seguíamos bajo las ruinas del bosque. Creo que llegué a golpearme la frente con la palma de la mano.
— Vamos, siguela, esto no debe quedar así, ¿qué mierdas le pasa?
— Lo de los humanos es puro masoquismo. No ha dejado de escupirte en la cara y tu erre que erre. Está bien, está bien
Sí, era cierto. Pero Kumokichi no podía entenderlo. No era una simple amenia. Era la jinchuriki de la Lluvia y, sobre todo, me gustaba pensar que era una amiga. Además, el pacto... había que protegerla a toda costa, si el Morikage llegase a enterarse que no había hecho todo lo posible para asegurarme que volvía a Amegakure sana y salva... No, no, prefería no pensar en eso.
Allí estábamos, de nuevo sobre las ruinas abandonadas. A ver si está vez teníamos la suerte de no caer. Visualicé la kunoichi de la lluvia.
— ¡Eh, Ayame! ¿No pensarías que te ibas a librar de mí tan fácilmente, no?
— Sí que nos necesitas — la araña gigante tomó la iniciativa — ¿O acaso piensas enfrentar los Generales tu sola?
No podía culparla, pero hasta yo supe que no era el modo de abordar las cosas.
Fruncí el ceño tras la sorpresiva respuesta que recibimos de Ayame. Kumokichi resopló.
Sacaré a la señorita de aquí, pero no colaboraré con usted. Ni con ningún otro... ninguna otra persona —se corrigió, antes de girar sobre sus talones y darle la espalda—. No los necesito.
Saltó y escaló aquel árbol. claro, aquella era la única salida posible... Seguíamos bajo las ruinas del bosque. Creo que llegué a golpearme la frente con la palma de la mano.
— Vamos, siguela, esto no debe quedar así, ¿qué mierdas le pasa?
— Lo de los humanos es puro masoquismo. No ha dejado de escupirte en la cara y tu erre que erre. Está bien, está bien
Sí, era cierto. Pero Kumokichi no podía entenderlo. No era una simple amenia. Era la jinchuriki de la Lluvia y, sobre todo, me gustaba pensar que era una amiga. Además, el pacto... había que protegerla a toda costa, si el Morikage llegase a enterarse que no había hecho todo lo posible para asegurarme que volvía a Amegakure sana y salva... No, no, prefería no pensar en eso.
Allí estábamos, de nuevo sobre las ruinas abandonadas. A ver si está vez teníamos la suerte de no caer. Visualicé la kunoichi de la lluvia.
— ¡Eh, Ayame! ¿No pensarías que te ibas a librar de mí tan fácilmente, no?
— Sí que nos necesitas — la araña gigante tomó la iniciativa — ¿O acaso piensas enfrentar los Generales tu sola?
No podía culparla, pero hasta yo supe que no era el modo de abordar las cosas.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa