16/08/2019, 01:49
Ranko tardó más preocupándose que Mei entrando al agua. Cuando se quitó la ropa que la chica le había lanzado, la vio de espaldas, ya relajándose. Ver la piel de sus hombros y brazos le hizo tragar saliva de nuevo.
"¡Ella ya lo hizo! Vamos, Ranko, tú puedes. Mei-san tiene razón, no hay nadie. ¡Nadie puede decirte nada sobre tu cuerpo! ¡Nada de qué avergonzarte! Sólo Mei. Sólo Mei." Respiró profundamente y cerró los ojos con fuerza. "Sólo Mei."
Desató la bata y la abrió. Sintió que el tiempo se ralentizaba, que su piel tardaba horas en sentir el vapor, que llevaba días alzando los brazos para colgar la prenda en un gancho, y que le tomaba una semana entera caminar a zancadas hasta el borde del agua. El reloj regresó a su ritmo habitual en cuanto sus pies tocaron el agua, y le hizo saber que no habían pasado más de unos segundos.
Por supuesto, se había agarrado el cabello antes de salir de la habitación, así que se deslizó sin mucho cuidado por él. El agua era de color verde, mas un tono agradable, como si estuviesen en una taza de té gigante. Su cuerpo sintió que la tensión y el dolor de sus músculos comenzaban a evaporarse.
—Sí. Se siente... realmente bien. No, sí es de efecto rápido, Mei-san. —Ranko soltó un suspiro.
Afortunadamente, los pétalos y las ramitas que ornamentaban el agua, así como el color de la misma, ocultaban lo suficiente tanto su cuerpo como el de Mei, y sólo se distinguía una figura temblorosa bajo el agua. Ranko volteó a ver a su compañera justo cuando descendía un poco más en el agua. Apartó la mirada casi al instante, la mitad del rojo de su cara se debía a la temperatura; la otra mitad, a la chica que tenía a un metro de distancia.
Una parte de su mente daba la orden a su cuerpo de tensarse. Otra, que se rindiera ante las aguas termales y se relajase. Respiró profundamente, y el aroma y el vapor limpiaron sus pulmones. El agua le llegaba hasta los hombros.
—Y-yo… —comenzó, aunque no sabía por qué había hablado. Su mente trabajó al mil por hora para invocar una idea de la cual hablar —. M-me seguía preguntando sobre esos… e-esos insectos. ¿Son… Son como… un Pacto Animal? L-lo siento si es una pregunta imprudente…
"¡Agh! ¡Muy bien, Ranko! ¡Hablando de bichos en un lugar tan relajante! ¡Perfecto! ¿Y si te ahogas aquí de una vez?"
"¡Ella ya lo hizo! Vamos, Ranko, tú puedes. Mei-san tiene razón, no hay nadie. ¡Nadie puede decirte nada sobre tu cuerpo! ¡Nada de qué avergonzarte! Sólo Mei. Sólo Mei." Respiró profundamente y cerró los ojos con fuerza. "Sólo Mei."
Desató la bata y la abrió. Sintió que el tiempo se ralentizaba, que su piel tardaba horas en sentir el vapor, que llevaba días alzando los brazos para colgar la prenda en un gancho, y que le tomaba una semana entera caminar a zancadas hasta el borde del agua. El reloj regresó a su ritmo habitual en cuanto sus pies tocaron el agua, y le hizo saber que no habían pasado más de unos segundos.
Por supuesto, se había agarrado el cabello antes de salir de la habitación, así que se deslizó sin mucho cuidado por él. El agua era de color verde, mas un tono agradable, como si estuviesen en una taza de té gigante. Su cuerpo sintió que la tensión y el dolor de sus músculos comenzaban a evaporarse.
—Sí. Se siente... realmente bien. No, sí es de efecto rápido, Mei-san. —Ranko soltó un suspiro.
Afortunadamente, los pétalos y las ramitas que ornamentaban el agua, así como el color de la misma, ocultaban lo suficiente tanto su cuerpo como el de Mei, y sólo se distinguía una figura temblorosa bajo el agua. Ranko volteó a ver a su compañera justo cuando descendía un poco más en el agua. Apartó la mirada casi al instante, la mitad del rojo de su cara se debía a la temperatura; la otra mitad, a la chica que tenía a un metro de distancia.
Una parte de su mente daba la orden a su cuerpo de tensarse. Otra, que se rindiera ante las aguas termales y se relajase. Respiró profundamente, y el aroma y el vapor limpiaron sus pulmones. El agua le llegaba hasta los hombros.
—Y-yo… —comenzó, aunque no sabía por qué había hablado. Su mente trabajó al mil por hora para invocar una idea de la cual hablar —. M-me seguía preguntando sobre esos… e-esos insectos. ¿Son… Son como… un Pacto Animal? L-lo siento si es una pregunta imprudente…
"¡Agh! ¡Muy bien, Ranko! ¡Hablando de bichos en un lugar tan relajante! ¡Perfecto! ¿Y si te ahogas aquí de una vez?"
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)