17/08/2019, 02:55
Ranko bebió de su vaso, casi acabándose el líquido. Le alentaba el que Rōga entendiera su sentir. Aunque claro, le apenó que él tuviese que disculparse. Se veía en sus ojos que cumpliría su palabra para el siguiente combate, y Ranko se conmovió.
—Real… Realmente te agradezco, Rōga-san. Gracias p-por entender lo importante que es para mí… Combatir.
Terminó el vaso y lo soltó sin querer. Sus ojos se cerraron y su cabeza cayó recostada contra la falda doblada, y su cuerpo entero se relajó. Kuumi se le acercó al instante, algo asustada, hasta que la chica roncó.
—Falsa alarma, falsa alarma —La pelirroja colocó el dorso de la diestra sobre la frente de su hermana, pero sintió más que el calor de quien ha hecho un esfuerzo enorme, y el sudor respectivo —. Está exhausta. ¡Vaya que la llevaste al límite, chico! —Kuumi soltó una risa auténtica, sin nada de preocupación.
Komachi suspiró de alivio y acabó su vaso, tal como su hija.
—Oh, vaya~ Hacía mucho que no pasaba eso. No te preocupes, Rōga-kun. Ran-chan tiene tal espíritu que hasta dormida se prepara para el siguiente combate. ¡Al despertar se sentirá mucho mejor, ya verás!
—Tú también tienes cuerpo qué reparar. ¡Anda! ¡Sírvete de nuevo, las veces que haga falta! —Kizaemon hizo un gesto hacia la comida, invitando al Amejin a seguir con el banquete —. Te lo has más que ganado, King Rōga-kun.
Komachi soltaría una risita. Su esposo hablaba en serio, por haber demostrado su habilidad y su nobleza, así como por el linaje que poseía, pues eso era muy importante para Kizaemon.
Ranko, por su parte, había caído en lo que parecía un profundo sueño, como si su cuerpo hubiese presionado un botón de emergencia para ponerse en modo reparación. Su expresión ahora era muy serena, como nunca, y una tímida sonrisa se asomaba en sus labios.
—Real… Realmente te agradezco, Rōga-san. Gracias p-por entender lo importante que es para mí… Combatir.
Terminó el vaso y lo soltó sin querer. Sus ojos se cerraron y su cabeza cayó recostada contra la falda doblada, y su cuerpo entero se relajó. Kuumi se le acercó al instante, algo asustada, hasta que la chica roncó.
—Falsa alarma, falsa alarma —La pelirroja colocó el dorso de la diestra sobre la frente de su hermana, pero sintió más que el calor de quien ha hecho un esfuerzo enorme, y el sudor respectivo —. Está exhausta. ¡Vaya que la llevaste al límite, chico! —Kuumi soltó una risa auténtica, sin nada de preocupación.
Komachi suspiró de alivio y acabó su vaso, tal como su hija.
—Oh, vaya~ Hacía mucho que no pasaba eso. No te preocupes, Rōga-kun. Ran-chan tiene tal espíritu que hasta dormida se prepara para el siguiente combate. ¡Al despertar se sentirá mucho mejor, ya verás!
—Tú también tienes cuerpo qué reparar. ¡Anda! ¡Sírvete de nuevo, las veces que haga falta! —Kizaemon hizo un gesto hacia la comida, invitando al Amejin a seguir con el banquete —. Te lo has más que ganado, King Rōga-kun.
Komachi soltaría una risita. Su esposo hablaba en serio, por haber demostrado su habilidad y su nobleza, así como por el linaje que poseía, pues eso era muy importante para Kizaemon.
Ranko, por su parte, había caído en lo que parecía un profundo sueño, como si su cuerpo hubiese presionado un botón de emergencia para ponerse en modo reparación. Su expresión ahora era muy serena, como nunca, y una tímida sonrisa se asomaba en sus labios.
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