18/08/2019, 03:04
Lo que para Ranko fue un sufrimiento eterno, para mi fueron unos escasos segundos que se demoró en entrar en el agua, ni más ni menos, tampoco le di la misma importancia que ella a un asunto tan banal como ese. Indistintamente de si La Coneja permitía relajarse, como sí no, no me importaba en lo más mínimo, yo si cedí mi cuerpo al agua, al calor, a las hierbas, poco después sentí el efecto reparador, cerré los ojos y me despegué de la pared, floté sin dirección alguna con mi cuerpo semi-sumergido.
—M-me seguía preguntando sobre esos… e-esos insectos. ¿Son… Son como… un Pacto Animal? L-lo siento si es una pregunta imprudente…
No abrí los ojos y tardé un par de segundos en responder —.Tranquila, no eres la primera ni serás la última— no eran las palabras más amables para decir, pero sí las más sinceras —. Sí, podría decirse que es un pacto animal— confirmé primeramente, y seguramente vendrían más preguntas en cadena —. Viven dentro de mi— esa era la respuesta a la próxima pregunta, me adelanté a los hechos, sonaba seria, pero no tajante, más bien relajada —. A muchos no les gustan, ¿qué dices tú?— pregunté para incorporarme y clavar mis luceros en los suyos.
El ruido de la puerta corrediza abriéndose no escapó a nuestros oídos, le siguieron el de varios pasos sobre la roca, aquello haría que las alarmas de Ranko sonasen a un volumen estruendo, recordó que estaba en una piscina, desnuda, con desconocidas desnudas, que entablarían conversación, pedirían su opinión y que esperarían sus respuestas, tendría firmemente su atención, y no podría escapar sin demostrar su feminidad ante ellas...
Unos segundos más tardes verían un trío de mujeres pasar cerca de la terma, dos jóvenes y una mayor, todas vestían la misma bata bata blanca, esa que ofrecía el hotel.
—Por aquí abuela, por aquí está la piscina con chorros, ¡dicen que el agua cae desde las fauces de los dragones!— emitió con cierta emoción.
—Eso espero, la espalda me está matando.
La tercera avanzó sin decir nada.
—M-me seguía preguntando sobre esos… e-esos insectos. ¿Son… Son como… un Pacto Animal? L-lo siento si es una pregunta imprudente…
No abrí los ojos y tardé un par de segundos en responder —.Tranquila, no eres la primera ni serás la última— no eran las palabras más amables para decir, pero sí las más sinceras —. Sí, podría decirse que es un pacto animal— confirmé primeramente, y seguramente vendrían más preguntas en cadena —. Viven dentro de mi— esa era la respuesta a la próxima pregunta, me adelanté a los hechos, sonaba seria, pero no tajante, más bien relajada —. A muchos no les gustan, ¿qué dices tú?— pregunté para incorporarme y clavar mis luceros en los suyos.
El ruido de la puerta corrediza abriéndose no escapó a nuestros oídos, le siguieron el de varios pasos sobre la roca, aquello haría que las alarmas de Ranko sonasen a un volumen estruendo, recordó que estaba en una piscina, desnuda, con desconocidas desnudas, que entablarían conversación, pedirían su opinión y que esperarían sus respuestas, tendría firmemente su atención, y no podría escapar sin demostrar su feminidad ante ellas...
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—Por aquí abuela, por aquí está la piscina con chorros, ¡dicen que el agua cae desde las fauces de los dragones!— emitió con cierta emoción.
—Eso espero, la espalda me está matando.
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