24/08/2019, 15:51
La repentina disculpa de la muchacha pareció pillar desprevenidos tanto a Yota como a su aránido acompañante. Y realmente no podía culparle de ello.
—Ahora entiendo aquello que deciis los humanos... —habló la araña, algo que, si no conociera de antes a Kumopansa, le habría costado un buen susto—. ¿Cómo era? ¡Ah, sí! ¡Estás como una puta cabra!
—¿Qué es lo que sientes, exactamente? —intervino Yota, al tiempo que bajaba del lomo del animal y pasaba por su lado, esquivando las múltiples patas, tan largas como lanzas. Terminó por darle un par de palmaditas como si en lugar de estar junto a un enorme artrópodo capaz de partirle en dos con sus quelíceros, se tratara de un perrito.
Ayame se reincorporó, dubitativa y confusa. ¿Qué es lo que sentía?
—Yo... bueno... ahí abajo... no... no recuerdo qué pasó después de que ese loco de la máscara nos ordenara combatir y ese humo estallara... pero... estás herido y... —se mordió el labio inferior, sin saber cómo continuar.
Por otra parte, ahora se encontraban fuera de las ruinas, y aunque su memoria estaba como nublada, no le costaba imaginar qué era lo que había pasado después.
—Ahora entiendo aquello que deciis los humanos... —habló la araña, algo que, si no conociera de antes a Kumopansa, le habría costado un buen susto—. ¿Cómo era? ¡Ah, sí! ¡Estás como una puta cabra!
—¿Qué es lo que sientes, exactamente? —intervino Yota, al tiempo que bajaba del lomo del animal y pasaba por su lado, esquivando las múltiples patas, tan largas como lanzas. Terminó por darle un par de palmaditas como si en lugar de estar junto a un enorme artrópodo capaz de partirle en dos con sus quelíceros, se tratara de un perrito.
Ayame se reincorporó, dubitativa y confusa. ¿Qué es lo que sentía?
—Yo... bueno... ahí abajo... no... no recuerdo qué pasó después de que ese loco de la máscara nos ordenara combatir y ese humo estallara... pero... estás herido y... —se mordió el labio inferior, sin saber cómo continuar.
Por otra parte, ahora se encontraban fuera de las ruinas, y aunque su memoria estaba como nublada, no le costaba imaginar qué era lo que había pasado después.