3/09/2019, 00:50
Preciso, eficaz. De esta forma fue que Kuroko dejó este mundo entre lágrimas. Su último aliento desapareció, soplando y apagando una llama.
El Yotsuki ya no se impresionó tanto cómo cuando el fénix había acabado con la gemela de esta, pero aunque la muerte no fuera tan brutal, no pudo evitar agachar la mirada y suspirar pesadamente. "Nunca voy a acostumbrarme a esto." Siempre que era cómplice en alguna riña cómo en los casos de Datsue y Daruu, veía lejana la situación, totalmente ajeno pese a que acababa de ocurrir delante de sus ojos. Pero pese a no ser él quien daba el golpe de gracia, siempre se sentía afligido de una u otra forma, por muy terribles que hayan sido sus enemigos. "Lo hacen lucir tan fácil." Negó con la cabeza y observó a Akame.
"Cómo le gusta venir y ponerse a dar órdenes." Rodó los ojos.
Independientemente de la prisa del exiliado por guardar posiciones, tenía algo mucho más importante que tratar. Se tomó su tiempo, acercándose a cada una de las chicas, bajando los párpados de estas con cuidado. Se puso de pie tras dar sus respetos, oteando la habitación por un escondite, aunque se le miraba molesto.
—Wait, algo no anda bien. ¿El tercero no tenía forma de contactar con estas tipas? No parecían portar ningún comunicador ni nada similar. Si alguien más viene a confirmar lo que está sucediendo, probablemente presiente que las cosas no están ocurriendo según sus planes, no creo que caiga tan fácil—. Dio unos sigilosos pasos hasta el viejo armario, abriéndolo y corroborando el tamaño de este para constatar su efectividad cómo escondite.
Lo que ellos no sabían, es que en el momento que Kuroko expiró, la vela de la lejanía se había apagado.
—No puede ser, ¿ella también?— La rubia de cabellos cortos observaba la pequeña estela de humo disiparse. «Maldita sea. ¿Acaso los shinobi que mencionaron los pobladores estaban protegiendo a la niña itako? Si es así, no puedo ir a mi muerte en un combate en desventaja numérica, pero por otro lado, ¿cómo voy a presentarme ante Hakaze-sama tras perder dos piezas de su tablero y al objetivo? » Detuvo sus pasos, sin acercarse a la casa.
Muchas teorías interesantes, pero en aquel momento pensar era un lujo para aquel clon.
—¡No volveré a cruzarme de brazos! Si permito que te lleves a Ōkawa será faltar al respeto a mis hermanas que dieron su vida para protegerla aquella vez!— Inmediatamente la mujer giró su bastón con movimiento circular utilizando ambas manos, intentando golpear con el extremo del mismo a un Kage Bunshin que había esquivado su primera ofensiva frontal. —¡Es la voluntad del Gran Yama!
El joven asustadizo y la chica se introdujeron rápidamente, auqneu la chica parecía tener una cierta nausea el entrar en aquel lugar.
—N-no, no puedo soportarlo— Se llevó las manos a la nariz y la boca.
Kiyoshi colocó sus manos en sus hombros, instándola a entrar pese a todo, alternando su nerviosa vista entre Suzaku y su amada.
—¿Qué pasará con la Duodécima? ¿Cómo sabes que no nos perseguirá hasta acá? Ya encontró la primera guarida de Kiyoshi, ¿que pasará si solicitan ayuda al pueblo? Ni siquiera sé si es posible que podamos quedarnos aquí hasta la mañana siguiente— Poco a poco se estaba deteriorando la confianza que había mantenido hasta el momento, mientras la realidad empezaba a despedazar sus esperanzas.
El Yotsuki ya no se impresionó tanto cómo cuando el fénix había acabado con la gemela de esta, pero aunque la muerte no fuera tan brutal, no pudo evitar agachar la mirada y suspirar pesadamente. "Nunca voy a acostumbrarme a esto." Siempre que era cómplice en alguna riña cómo en los casos de Datsue y Daruu, veía lejana la situación, totalmente ajeno pese a que acababa de ocurrir delante de sus ojos. Pero pese a no ser él quien daba el golpe de gracia, siempre se sentía afligido de una u otra forma, por muy terribles que hayan sido sus enemigos. "Lo hacen lucir tan fácil." Negó con la cabeza y observó a Akame.
"Cómo le gusta venir y ponerse a dar órdenes." Rodó los ojos.
Independientemente de la prisa del exiliado por guardar posiciones, tenía algo mucho más importante que tratar. Se tomó su tiempo, acercándose a cada una de las chicas, bajando los párpados de estas con cuidado. Se puso de pie tras dar sus respetos, oteando la habitación por un escondite, aunque se le miraba molesto.
—Wait, algo no anda bien. ¿El tercero no tenía forma de contactar con estas tipas? No parecían portar ningún comunicador ni nada similar. Si alguien más viene a confirmar lo que está sucediendo, probablemente presiente que las cosas no están ocurriendo según sus planes, no creo que caiga tan fácil—. Dio unos sigilosos pasos hasta el viejo armario, abriéndolo y corroborando el tamaño de este para constatar su efectividad cómo escondite.
Lo que ellos no sabían, es que en el momento que Kuroko expiró, la vela de la lejanía se había apagado.
—No puede ser, ¿ella también?— La rubia de cabellos cortos observaba la pequeña estela de humo disiparse. «Maldita sea. ¿Acaso los shinobi que mencionaron los pobladores estaban protegiendo a la niña itako? Si es así, no puedo ir a mi muerte en un combate en desventaja numérica, pero por otro lado, ¿cómo voy a presentarme ante Hakaze-sama tras perder dos piezas de su tablero y al objetivo? » Detuvo sus pasos, sin acercarse a la casa.
***
Muchas teorías interesantes, pero en aquel momento pensar era un lujo para aquel clon.
—¡No volveré a cruzarme de brazos! Si permito que te lleves a Ōkawa será faltar al respeto a mis hermanas que dieron su vida para protegerla aquella vez!— Inmediatamente la mujer giró su bastón con movimiento circular utilizando ambas manos, intentando golpear con el extremo del mismo a un Kage Bunshin que había esquivado su primera ofensiva frontal. —¡Es la voluntad del Gran Yama!
***
El joven asustadizo y la chica se introdujeron rápidamente, auqneu la chica parecía tener una cierta nausea el entrar en aquel lugar.
—N-no, no puedo soportarlo— Se llevó las manos a la nariz y la boca.
Kiyoshi colocó sus manos en sus hombros, instándola a entrar pese a todo, alternando su nerviosa vista entre Suzaku y su amada.
—¿Qué pasará con la Duodécima? ¿Cómo sabes que no nos perseguirá hasta acá? Ya encontró la primera guarida de Kiyoshi, ¿que pasará si solicitan ayuda al pueblo? Ni siquiera sé si es posible que podamos quedarnos aquí hasta la mañana siguiente— Poco a poco se estaba deteriorando la confianza que había mantenido hasta el momento, mientras la realidad empezaba a despedazar sus esperanzas.