3/09/2019, 18:35
«Hicis michis priguintis innicisiris bliblibli», respondió Akame en su cabeza. «Estoy dirigiendo la maldita operación y todavía tiene cojones a quejarse, condenado crío...»
Rápidamente deshechó aquellos pensamientos; tenía que concentrarse en lo inmediato. Una vez ejecutada la maniobra de rodeo, Akame soltó un chasquido de rabia cuando vio a dos figuras moverse entre la maleza; aunque pertenecían a la misma fuente de chakra, una de ellas huía a toda prisa. «¡Mierda!»
—Rōga-san, ¡a por ese! —le ordenó el Uchiha, señalando en dirección a la figura que rondaba los linderos de la casa—. Probablemente sea un Clon de Sombras, pero aun así, ten extremo cuidado.
Por su parte, Akame echó a correr detrás de quien —sospechaba él— era el verdadero individuo.
El Kage Bunshin suspiró de alivio. Parecía que aquella anciana iba a atender a razones, al menos por el momento.
—Dijiste que alguien atacó vuestro templo para intentar secuestrar a Okawa, relato que coincide con el de ella misma —puntualizó Akame—. Pero no fui yo. Eso significa que hay terceras personas implicadas en todo esto y que quieren raptar a Okawa, no sé con qué fines, pero está claro que se trata de gente peligrosa... No dudaron en matar a dos de vosotras.
Con movimientos lentos, Akame trató de enfundar su katana para quitarle hierro a la situación.
—Ahora mismo había alguien ahí, entre la maleza, detrás vuestra. Pero ninguna de vosotras ha podido detectarlo,
¿verdad? —inquirió el Uchiha, hablando también a las otras dos monjas—. Sólo se me ocurre una explicación para eso; se trataba de un clon simple. Una técnica ninja. Temo que quienes están detrás de Okawa conozcan las artes del Ninjutsu.
»¿Os dice algo el nombre de Enma Kyōko? La niña de la posada. Es a ella a quien he visto entre los matorrales. O más bien... A su clon.
—Tranquilízate, Okawa —le pidió el Kage Bunshin, que a pesar de todo no tenía muy buena mano con los niños (ni con nadie)—. No digo que estén cerca, de hecho probablemente en este momento Akame y Rōga-san ya les hayan dado una paliza, pero no podemos arriesgarnos a que nadie nos encuentre ahora. Ni siquiera las ancianas del Templo, ¿lo entiendes? Debemos quedarnos aquí, escondidos, hasta que la situación se calme.
«Joder, sí que están tardando. ¿Qué demonios estará pasando en esa puta casa?»
El propio Kage Bunshin tenía sus dudas al respecto, pero seguía aferrándose al hecho de que si hacía rato que ninguno de sus otros dos ententes gastaba chakra, es que el plan no se había ido al diablo todavía.
—Confía en mí, ¿vale? Ahora mismo estamos lidiando con esa gente y con las ancianas, no tienes nada de qué preocuparte. Antes de que salga el Sol estaremos camino a la Ribera del Sur, y de ahí... De ahí ya veremos.
Rápidamente deshechó aquellos pensamientos; tenía que concentrarse en lo inmediato. Una vez ejecutada la maniobra de rodeo, Akame soltó un chasquido de rabia cuando vio a dos figuras moverse entre la maleza; aunque pertenecían a la misma fuente de chakra, una de ellas huía a toda prisa. «¡Mierda!»
—Rōga-san, ¡a por ese! —le ordenó el Uchiha, señalando en dirección a la figura que rondaba los linderos de la casa—. Probablemente sea un Clon de Sombras, pero aun así, ten extremo cuidado.
Por su parte, Akame echó a correr detrás de quien —sospechaba él— era el verdadero individuo.
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El Kage Bunshin suspiró de alivio. Parecía que aquella anciana iba a atender a razones, al menos por el momento.
—Dijiste que alguien atacó vuestro templo para intentar secuestrar a Okawa, relato que coincide con el de ella misma —puntualizó Akame—. Pero no fui yo. Eso significa que hay terceras personas implicadas en todo esto y que quieren raptar a Okawa, no sé con qué fines, pero está claro que se trata de gente peligrosa... No dudaron en matar a dos de vosotras.
Con movimientos lentos, Akame trató de enfundar su katana para quitarle hierro a la situación.
—Ahora mismo había alguien ahí, entre la maleza, detrás vuestra. Pero ninguna de vosotras ha podido detectarlo,
¿verdad? —inquirió el Uchiha, hablando también a las otras dos monjas—. Sólo se me ocurre una explicación para eso; se trataba de un clon simple. Una técnica ninja. Temo que quienes están detrás de Okawa conozcan las artes del Ninjutsu.
»¿Os dice algo el nombre de Enma Kyōko? La niña de la posada. Es a ella a quien he visto entre los matorrales. O más bien... A su clon.
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—Tranquilízate, Okawa —le pidió el Kage Bunshin, que a pesar de todo no tenía muy buena mano con los niños (ni con nadie)—. No digo que estén cerca, de hecho probablemente en este momento Akame y Rōga-san ya les hayan dado una paliza, pero no podemos arriesgarnos a que nadie nos encuentre ahora. Ni siquiera las ancianas del Templo, ¿lo entiendes? Debemos quedarnos aquí, escondidos, hasta que la situación se calme.
«Joder, sí que están tardando. ¿Qué demonios estará pasando en esa puta casa?»
El propio Kage Bunshin tenía sus dudas al respecto, pero seguía aferrándose al hecho de que si hacía rato que ninguno de sus otros dos ententes gastaba chakra, es que el plan no se había ido al diablo todavía.
—Confía en mí, ¿vale? Ahora mismo estamos lidiando con esa gente y con las ancianas, no tienes nada de qué preocuparte. Antes de que salga el Sol estaremos camino a la Ribera del Sur, y de ahí... De ahí ya veremos.