19/09/2019, 17:28
Daigo sonrió ampliamente.
—¡Cuente con ello, Kenzou-sama!
Luego de realizar una pronunciada reverencia, el joven tomó el pergamino y se marchó a casa a prepararse.
El chico se equipó con un solo par de mudas de ropa y una sudadera, pues había escuchado que en el desierto hacía frío por las noches.
También guardó algo de pan, frutas y agua para un día de viaje; un mapa y, por supuesto, sus dos esposas supresoras de chakra.
«No debería tener que enfrentarme a nadie, pero uno nunca sabe...» pensó mientras se las colgaba en la cadera.
Además guardó sus ahorros, que no eran demasiados, dentro de su portaobjetos. No le agradaba sacar dinero de casa, pero esperaba poder reponerlos al terminar la misión.
Así el chico partió y viajó hasta Tane-Shigai para hacer su primera parada. Allí repuso provisiones para un día más y compró una capa de viaje blanca antes de descansar.
«Esto me vendrá bien para la arena».
Su siguiente parada fue en Yachi. Un pequeño pueblo donde el joven Genin se aprovisionó de mucho pan y agua antes de descansar en una posada donde probó uno de los muchos platos con calabazas que hacían allí.
Al día siguiente, luego de ajustarse su bandana en la frente y un par de largas horas de viaje, el peliverde llegó finalmente a la frontera que lo separaba del País del Viento y su temible desierto.
—¡Cuente con ello, Kenzou-sama!
Luego de realizar una pronunciada reverencia, el joven tomó el pergamino y se marchó a casa a prepararse.
El chico se equipó con un solo par de mudas de ropa y una sudadera, pues había escuchado que en el desierto hacía frío por las noches.
También guardó algo de pan, frutas y agua para un día de viaje; un mapa y, por supuesto, sus dos esposas supresoras de chakra.
«No debería tener que enfrentarme a nadie, pero uno nunca sabe...» pensó mientras se las colgaba en la cadera.
Además guardó sus ahorros, que no eran demasiados, dentro de su portaobjetos. No le agradaba sacar dinero de casa, pero esperaba poder reponerlos al terminar la misión.
Así el chico partió y viajó hasta Tane-Shigai para hacer su primera parada. Allí repuso provisiones para un día más y compró una capa de viaje blanca antes de descansar.
«Esto me vendrá bien para la arena».
Su siguiente parada fue en Yachi. Un pequeño pueblo donde el joven Genin se aprovisionó de mucho pan y agua antes de descansar en una posada donde probó uno de los muchos platos con calabazas que hacían allí.
Al día siguiente, luego de ajustarse su bandana en la frente y un par de largas horas de viaje, el peliverde llegó finalmente a la frontera que lo separaba del País del Viento y su temible desierto.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.