26/09/2019, 16:37
(Última modificación: 26/09/2019, 16:41 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Por un momento respiró honro y se tranquilizó cuando notó que la arashikage se había percatado de su nerviosismo. No quería quedar mal delante de ella, aunque seguramente ya fuera tarde para eso. Su padre era un buen jonin y el era un genin lamentable hasta el momento. no tenía ninguna de las características que la mandataria valoraba ni ninguna de las que caracterizaban a los mejores shinobis de esta aldea. Aquellas cosas le llevaban atormentando desde niño dichas por la voz de su progenitor. Solo quería que eso cambiase.
-Puede estar tranquila, Amekoro-sama. Quizás no sea tan rápido, tan resistente o tan carismático como mi padre, pero estoy seguro de que en un futuro podré ser un orgullo para esta aldea -Dijo nada mas percatarse de la preocupación que mostraba la Arashikage por su aspecto, con un tono frío pero que denotaba cierta seguridad en sus palabras -Estaré atento y la enviaré información como antes he dicho si considero que debe saberla de inmediato, de lo contrario, le daré el informe cuando vuelva -Concluyó, para después levantarse de la silla con cierta decisión y dirigirse a la puerta.
-Nos vemos -Dijo de forma seca justo antes de cruzar el umbral de la puerta y abandonar la sala, sin darse la vuelta ni un ápice.
Lo primero que hizo, fue ir a casa a coger una de las capas de viaje que tenía su padre para las misiones en lugares fríos. La tela era de buena calidad y gruesa, le sería de mucha utilidad en aquella zona. Dejó sus sandalias y se puso unas botas de cuero de color negro para que no se le congelaran los pies y se dirigió a la cocina para coger raciones secas suficientes para el viaje. No tardó mucho en hacerlo, no era de mucho comer y calculaba que en un día o dos estaría en su destino. Una vez tenía todo, escribió una nota para su padre avisándole de que estaría fuera un par de semanas, que le había cogido una capa y se había llevado algunos frutos secos y carne ahumada. Firmó con su nombre y dejó un par de ryos encima de la nota.
Mientras se dirigía al umbral de la puerta, su padre entró en la sala con expresión cansada. Le observó detenidamente y posó su kasa de paja en el perchero de la puerta junto a la otra que tenía de repuesto.
-A donde vas, muchacho? -Dijo con aspereza mientras le miraba de arriba a abajo.
-Amekoro-sama me ha mandado esta misión en persona, debo estar atento a lo que pueda escuchar relevante a un shinigami o fenómenos paranormales durante mi estancia de trabajo -Dijo mientras le tendía el pergamino para que lo leyera.
-Ahá... Si... Dijo mientras leía el pergamino -Vale, pero como me estropees la capa tendrás que comprarme otra, eh? -Añadió una vez le devolvió el mismo a su hijo y cogiendo de nuevo su kasa de paja se la tendió también -Llévate esto, si te pilla una nevada quizás te libre de una buena pulmonía por mojarte el pelo -Le dijo, con un tono menos imperativo y frío de lo normal y un cierto orgullo por su hijo en los ojos, que ni siquiera el mismo podría descifrar.
El genin de Amegakure asintió y, poniéndose la kasa de paja de su padre emprendió el largo camino hacia las tierras nevadas del norte para cumplir aquella misión que, a priori, parecía sencilla. Algo que tenía en mente durante el viaje era que, pasara lo que pasara, no podía confiarse.
-Puede estar tranquila, Amekoro-sama. Quizás no sea tan rápido, tan resistente o tan carismático como mi padre, pero estoy seguro de que en un futuro podré ser un orgullo para esta aldea -Dijo nada mas percatarse de la preocupación que mostraba la Arashikage por su aspecto, con un tono frío pero que denotaba cierta seguridad en sus palabras -Estaré atento y la enviaré información como antes he dicho si considero que debe saberla de inmediato, de lo contrario, le daré el informe cuando vuelva -Concluyó, para después levantarse de la silla con cierta decisión y dirigirse a la puerta.
-Nos vemos -Dijo de forma seca justo antes de cruzar el umbral de la puerta y abandonar la sala, sin darse la vuelta ni un ápice.
Lo primero que hizo, fue ir a casa a coger una de las capas de viaje que tenía su padre para las misiones en lugares fríos. La tela era de buena calidad y gruesa, le sería de mucha utilidad en aquella zona. Dejó sus sandalias y se puso unas botas de cuero de color negro para que no se le congelaran los pies y se dirigió a la cocina para coger raciones secas suficientes para el viaje. No tardó mucho en hacerlo, no era de mucho comer y calculaba que en un día o dos estaría en su destino. Una vez tenía todo, escribió una nota para su padre avisándole de que estaría fuera un par de semanas, que le había cogido una capa y se había llevado algunos frutos secos y carne ahumada. Firmó con su nombre y dejó un par de ryos encima de la nota.
Mientras se dirigía al umbral de la puerta, su padre entró en la sala con expresión cansada. Le observó detenidamente y posó su kasa de paja en el perchero de la puerta junto a la otra que tenía de repuesto.
-A donde vas, muchacho? -Dijo con aspereza mientras le miraba de arriba a abajo.
-Amekoro-sama me ha mandado esta misión en persona, debo estar atento a lo que pueda escuchar relevante a un shinigami o fenómenos paranormales durante mi estancia de trabajo -Dijo mientras le tendía el pergamino para que lo leyera.
-Ahá... Si... Dijo mientras leía el pergamino -Vale, pero como me estropees la capa tendrás que comprarme otra, eh? -Añadió una vez le devolvió el mismo a su hijo y cogiendo de nuevo su kasa de paja se la tendió también -Llévate esto, si te pilla una nevada quizás te libre de una buena pulmonía por mojarte el pelo -Le dijo, con un tono menos imperativo y frío de lo normal y un cierto orgullo por su hijo en los ojos, que ni siquiera el mismo podría descifrar.
El genin de Amegakure asintió y, poniéndose la kasa de paja de su padre emprendió el largo camino hacia las tierras nevadas del norte para cumplir aquella misión que, a priori, parecía sencilla. Algo que tenía en mente durante el viaje era que, pasara lo que pasara, no podía confiarse.