27/09/2019, 00:45
Daigo decidió no postergar más su viaje e inició el largo camino que le quedaba por recorrer. A la aventura. A Inaka. La lluvia quedó olvidada, la humedad evaporada por completo, y las temperaturas suaves pronto empezaron a ascender. Los caminos encharcados dieron paso a páramos llenos de matorrales y árboles aislados, concentrados cerca del río. El suelo se fue agrietando, y los árboles eran ahora cactus. O meros hierbajos. Cuando se dio cuenta, pisaba la ardiente arena del desierto.
Vio pasar el crucero, con sus pudientes invitados con un daiquiri en la mano y una sombrilla en la otra. Risas. Fotos. Luego, nada. Solo el viento, golpeándole con fuerza en el rostro. Ojalá fuese una de esas brisas que tan bien sentaban en un día caluroso, pero no. Era sofocante, y arrastraba consigo granillos de arena que se colaban en los ropajes.
Cuando llegó el mediodía, Daigo se dio cuenta de lo que era pasar calor de verdad. Cuarenta y cinco grados pegándole en la cabeza, como si Susano’o hubiese fijado la vista en él y se empeñase en derretirlo bajo su mirada.
Vio pasar el crucero, con sus pudientes invitados con un daiquiri en la mano y una sombrilla en la otra. Risas. Fotos. Luego, nada. Solo el viento, golpeándole con fuerza en el rostro. Ojalá fuese una de esas brisas que tan bien sentaban en un día caluroso, pero no. Era sofocante, y arrastraba consigo granillos de arena que se colaban en los ropajes.
Cuando llegó el mediodía, Daigo se dio cuenta de lo que era pasar calor de verdad. Cuarenta y cinco grados pegándole en la cabeza, como si Susano’o hubiese fijado la vista en él y se empeñase en derretirlo bajo su mirada.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado