27/09/2019, 03:03
(Última modificación: 27/09/2019, 03:09 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
Kisame observó totalmente alucinado como aquel chico de tan corta edad había hecho un kage bunshin sin darse importancia alguna. Francamente, estaba totalmente alucinado. Aquella técnica era toda una odisea para alguien que no lleva ninguna distinción de chuunin o jonin. Sabía cuales eran sus limitaciones, pero lo que si sabía es que había descuidado el taijutsu para dedicarse plenamente al control de chakra, y aquella técnica estaba totalmente fuera de su alcance en aquel momento... Quién demonios era aquel genin? Su rostro demostraba estoicidad relativa, salvo porque, en el momento que hizo la técnica, sus entrecerrados ojos se abrieron del todo para observarle hacerla con tanta facilidad. Tras eso, y para disimular, comenzó a caminar hacia la puerta.
-Aún no me has dicho tu nombre -Comentó Kisame con tono frío mientras seguía a su mapache. Si Roga le seguía, cerraría la puerta con llave tras de si y comenzaría a caminar tras el mapache sin decir ni una sola palabra. Seguramente aquel chico se habría llevado una impresión equivocada de Kisame y estaba totalmente avergonzado de haber dado una imagen tan frágil. Era un completo deshonor para él y quería enmendarlo como fuera.
El mapache caminaba despacio por entre las casas de la aldea, poco a poco, doblaba una esquina, luego otra... Comenzó a adentrarse en la zona mas periférica de la aldea después de un par de detenciones y un par de sprints por su parte. El pelinegro lo seguía con decisión, estaba totalmente seguro de que la encontrarían, aquel animal le había demostrado que el rastreo era su punto fuerte tras un par de experiencias.
Finalmente y tras un rato, llegó a un edificio bastante alto cuya puerta estaba cerrada a cal y canto con un grueso candado y una cadena. Tenía aspecto viejo y abandonado, como si hiciera muchos años que nadie vivía allí. La puerta y las ventanas eran de un metal medio oxidado al que se le caía la pintura a trozos. Las paredes, hace tiempo que habían comenzado a mostrar los ladrillos en algunas partes al habérseles caído el revestimiento de cemento. Había grietas en las paredes, no muy pronunciadas, pero si denotaban que aquella alta construcción llevaba mucho sin ser habitada. Algunos cristales estaban rotos, pero los huecos de las ventanas eran demasiado pequeños como para entrar rompiendo un cristal y la dureza de las mismas parecía ser similar a la de la puerta. El mapache miró a Kisame y dio una vuelta sobre sí mismo, señal que el escuálido amejin reconoció al instante.
-Creo que hemos llegado... -Dijo, mirando a la puerta sin saber muy bien qué hacer -Puedes abrirla? No sabemos en que parte de este lugar pueden tenerla cautiva -Dijo girando la cabeza levemente para mirar a su compañero.
-Aún no me has dicho tu nombre -Comentó Kisame con tono frío mientras seguía a su mapache. Si Roga le seguía, cerraría la puerta con llave tras de si y comenzaría a caminar tras el mapache sin decir ni una sola palabra. Seguramente aquel chico se habría llevado una impresión equivocada de Kisame y estaba totalmente avergonzado de haber dado una imagen tan frágil. Era un completo deshonor para él y quería enmendarlo como fuera.
El mapache caminaba despacio por entre las casas de la aldea, poco a poco, doblaba una esquina, luego otra... Comenzó a adentrarse en la zona mas periférica de la aldea después de un par de detenciones y un par de sprints por su parte. El pelinegro lo seguía con decisión, estaba totalmente seguro de que la encontrarían, aquel animal le había demostrado que el rastreo era su punto fuerte tras un par de experiencias.
Finalmente y tras un rato, llegó a un edificio bastante alto cuya puerta estaba cerrada a cal y canto con un grueso candado y una cadena. Tenía aspecto viejo y abandonado, como si hiciera muchos años que nadie vivía allí. La puerta y las ventanas eran de un metal medio oxidado al que se le caía la pintura a trozos. Las paredes, hace tiempo que habían comenzado a mostrar los ladrillos en algunas partes al habérseles caído el revestimiento de cemento. Había grietas en las paredes, no muy pronunciadas, pero si denotaban que aquella alta construcción llevaba mucho sin ser habitada. Algunos cristales estaban rotos, pero los huecos de las ventanas eran demasiado pequeños como para entrar rompiendo un cristal y la dureza de las mismas parecía ser similar a la de la puerta. El mapache miró a Kisame y dio una vuelta sobre sí mismo, señal que el escuálido amejin reconoció al instante.
-Creo que hemos llegado... -Dijo, mirando a la puerta sin saber muy bien qué hacer -Puedes abrirla? No sabemos en que parte de este lugar pueden tenerla cautiva -Dijo girando la cabeza levemente para mirar a su compañero.