1/10/2019, 02:25
2/9 tramos superados
Contra todo pronóstico, Tsukiyama Daigo resistió la fría noche sin cogerse una pulmonía. Parecía como si el kusajin se creciese cuanto mayor era el desafío y la adversidad. Pasó la noche tiritando, pero resistiendo. Aguantando hasta que finalmente se quedó dormido.
A la mañana siguiente, su cuerpo se había adaptado ligeramente a las altas temperaturas del desierto. O quizá fue porque, aquel día, el sol no pegaba con semejante fuerza.
Fuese como fuese, el kusajin logró caminar durante todo el día —con pequeños descansos para comer, beber y reponer fuerzas—, llegando hasta un pequeño poblado que descansaba a la ribera del río casi antes de que se pusiese el sol.
Había como uno docena de casas, hechas de adobe y cuadradas —incluso el techo era plano, sin tejas—, con una chimenea como único elemento que sobresalía de las líneas rectas y cuadriculadas.
Pudo ver varias plantaciones de cereales, así como algunas pequeñas zonas valladas con no más de dos o tres cabras por casa. Vio una anciana cortándose las uñas de los pies en frente de la puerta de su casa. Y a una niña, morena de piel y cabello, con ojos tan verdes como la aurora boreal en un cielo nocturno mirándole con curiosidad.
Daigo se dio cuenta que allí parecían ser todas casas particulares. No había posada. Ni taberna.
3/9 tramos superados
Contra todo pronóstico, Tsukiyama Daigo resistió la fría noche sin cogerse una pulmonía. Parecía como si el kusajin se creciese cuanto mayor era el desafío y la adversidad. Pasó la noche tiritando, pero resistiendo. Aguantando hasta que finalmente se quedó dormido.
A la mañana siguiente, su cuerpo se había adaptado ligeramente a las altas temperaturas del desierto. O quizá fue porque, aquel día, el sol no pegaba con semejante fuerza.
Tirada 3d10 de Resistencia de Daigo, dificultad 6 + 1 (dormir fuera): 4, 8, 8
Fuese como fuese, el kusajin logró caminar durante todo el día —con pequeños descansos para comer, beber y reponer fuerzas—, llegando hasta un pequeño poblado que descansaba a la ribera del río casi antes de que se pusiese el sol.
Había como uno docena de casas, hechas de adobe y cuadradas —incluso el techo era plano, sin tejas—, con una chimenea como único elemento que sobresalía de las líneas rectas y cuadriculadas.
Pudo ver varias plantaciones de cereales, así como algunas pequeñas zonas valladas con no más de dos o tres cabras por casa. Vio una anciana cortándose las uñas de los pies en frente de la puerta de su casa. Y a una niña, morena de piel y cabello, con ojos tan verdes como la aurora boreal en un cielo nocturno mirándole con curiosidad.
Daigo se dio cuenta que allí parecían ser todas casas particulares. No había posada. Ni taberna.
3/9 tramos superados
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado