El Yotsuki desvaneció la transformación, puesto que no podía permitirse el lujo de tener dos técnicas activas. "Mi chakra está más partido que una pizza familiar." Ciertamente logró neutralizar a su objetivo, pero a un costo bastante elevado y que podría llegar a causarle problemas a un mediano plazo. Tuvo que dar un salto y retroceder ante la técnica de tierra de Kisame, notando cómo aquellos muros pretendían terminar de aislar al jovenzuelo y evitar alguna posible represalia. "Un segundo, ¿esa no era la técnica de Usagihime? Son los mismo sellos, pero la está empleando de manera diferente." Trataría de anotar ese dato.
Más, el pelinegro no se dio por satisfecho y procedió a interrogar al captor capturado, aunque no con mucho éxito. "La verga, que me toca todo a mí." Suspiró.
—¡Oeh oeh oeh!— Dio un solo aplauso. —Formula bien tus preguntas, que esto no ha acabado—. Pasó su mirada a Kisame.—Y vos no estás en posición de exigir— intercambió su mirar al grandulón con cara de niño, clavando su afilada mirada a través de la abertura de la técnica.
Se levantó las gafas, dejando que sus dorados orbes fueran visibles.
—Acá está el señor policía malo, y luego estoy yo que soy el policía aún más malo— Se llevó las manos a la cintura en forma de jarra y sonrió. —¿Quién mierda te facilitó el acceso a esa casa y a este sitio?— Rōga dio por sentado que no era el único involucrado. "Este imbécil no pudo haber planeado un secuestro a ese nivel y menos ejecutar un escape tan limpio allá. Alguien debe haberlo engatusado en parte, manipulándolo con alguna promesa de venganza y por ende no podemos estar tranquilos hasta que nos cercioremos de eliminar al autor principal de los hechos." El cachorro de lobo era muy analítico, por lo que consideraba incluso las opciones más ridículas.
—Me pregunto...— Empezó a desatar la kusari de su cintura. —¿Cuantos azotes serías capaz de aguantar hasta desmayarte?— La alzó y tensó delante de sí.
El genin no era alguien sádico, que de hecho, detestaba la tortura en todas sus maneras. Incluso aunque fuese a un malhechor, no le agradaba en lo absoluto ese modus operandi. Simplemente, aprovechaba su aspecto de maleante para actuar y así generar aún más miedo en aquel insolente. Esperaba, no tener que amedrentarlo de verdad.
—¿Están en el piso de abajo?— Las comisuras de sus labios bajaron bruscamente. —Quién y porqué. Cualquier otra respuesta nos va a llevar a una situación incómoda, ¿y no queremos eso, verdad?
Más, el pelinegro no se dio por satisfecho y procedió a interrogar al captor capturado, aunque no con mucho éxito. "La verga, que me toca todo a mí." Suspiró.
—¡Oeh oeh oeh!— Dio un solo aplauso. —Formula bien tus preguntas, que esto no ha acabado—. Pasó su mirada a Kisame.—Y vos no estás en posición de exigir— intercambió su mirar al grandulón con cara de niño, clavando su afilada mirada a través de la abertura de la técnica.
Se levantó las gafas, dejando que sus dorados orbes fueran visibles.
—Acá está el señor policía malo, y luego estoy yo que soy el policía aún más malo— Se llevó las manos a la cintura en forma de jarra y sonrió. —¿Quién mierda te facilitó el acceso a esa casa y a este sitio?— Rōga dio por sentado que no era el único involucrado. "Este imbécil no pudo haber planeado un secuestro a ese nivel y menos ejecutar un escape tan limpio allá. Alguien debe haberlo engatusado en parte, manipulándolo con alguna promesa de venganza y por ende no podemos estar tranquilos hasta que nos cercioremos de eliminar al autor principal de los hechos." El cachorro de lobo era muy analítico, por lo que consideraba incluso las opciones más ridículas.
—Me pregunto...— Empezó a desatar la kusari de su cintura. —¿Cuantos azotes serías capaz de aguantar hasta desmayarte?— La alzó y tensó delante de sí.
El genin no era alguien sádico, que de hecho, detestaba la tortura en todas sus maneras. Incluso aunque fuese a un malhechor, no le agradaba en lo absoluto ese modus operandi. Simplemente, aprovechaba su aspecto de maleante para actuar y así generar aún más miedo en aquel insolente. Esperaba, no tener que amedrentarlo de verdad.
—¿Están en el piso de abajo?— Las comisuras de sus labios bajaron bruscamente. —Quién y porqué. Cualquier otra respuesta nos va a llevar a una situación incómoda, ¿y no queremos eso, verdad?