3/10/2019, 13:18
Riko escuchó cada palabra del Jōnin con total atención, al final le estaba dando unos muy buenos consejos, consejos de experto que había pasado por lo que estaba pasando él ahora mismo, por lo que no hablaba por hablar.
«Con que una meta, ¿eh?»
El moreno asentía para que Datsue se diera cuenta de que le estaba escuchando y realmente, fue en ese momento en el que se dio cuenta de que, ahora que se había graduado no tenía ningún otro objetivo en mente, entrenaba por rutina y por nada más y quizás fuera por eso por lo que estaba algo estancado.
En este momento, una vez Datsue terminó de hablar, apareció Roki, el padre de Riko con dos platos, que les puso enfrente. Frente a Datsue una costilla de un tamaño considerable cubierta de una salsa oscura que, en cuanto probara, sabría que tenía una base de chocolate que le daba un toque exquisito a la carne, junto a una guarnición de patatas asadas. Frente a Riko una pieza de carne cortada en tiras, dejando ver el perfecto punto de la carne, con un color rosado que la hacía más que apetecible, una guarnición de patatas fritas y un pequeño bol en el que se podía ver una salsa de un color verde muy clarito. Y justo después les plantó una jarra de agua delante y un par de vasos con hielo.
—¡Que aproveche chicos!
En cuanto se quedaron solos, fue Riko el que habló.
—Tienes razón, cuando estaba en la academia solo tenía en mente graduarme y eso me ayudó mucho, desde entonces no he tenido ningún objetivo real en la cabeza, quizás si que sea el momento para buscar uno... — Empezó el joven. —Quizás te tome como mi rival e intente superarte, ¿qué te parece? — Dijo riendo. —Bueno, ¡que aproveche!
«Con que una meta, ¿eh?»
El moreno asentía para que Datsue se diera cuenta de que le estaba escuchando y realmente, fue en ese momento en el que se dio cuenta de que, ahora que se había graduado no tenía ningún otro objetivo en mente, entrenaba por rutina y por nada más y quizás fuera por eso por lo que estaba algo estancado.
En este momento, una vez Datsue terminó de hablar, apareció Roki, el padre de Riko con dos platos, que les puso enfrente. Frente a Datsue una costilla de un tamaño considerable cubierta de una salsa oscura que, en cuanto probara, sabría que tenía una base de chocolate que le daba un toque exquisito a la carne, junto a una guarnición de patatas asadas. Frente a Riko una pieza de carne cortada en tiras, dejando ver el perfecto punto de la carne, con un color rosado que la hacía más que apetecible, una guarnición de patatas fritas y un pequeño bol en el que se podía ver una salsa de un color verde muy clarito. Y justo después les plantó una jarra de agua delante y un par de vasos con hielo.
—¡Que aproveche chicos!
En cuanto se quedaron solos, fue Riko el que habló.
—Tienes razón, cuando estaba en la academia solo tenía en mente graduarme y eso me ayudó mucho, desde entonces no he tenido ningún objetivo real en la cabeza, quizás si que sea el momento para buscar uno... — Empezó el joven. —Quizás te tome como mi rival e intente superarte, ¿qué te parece? — Dijo riendo. —Bueno, ¡que aproveche!